Pedro Sanz Navío - Campillo de Dueñas

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CAMPILLO DE DUEÑAS (Guadalajara)

Diccionario de Madoz:
 CAMPILLO DE DUEÑAS: lugar con ayuntamiento en la provincia de Guadalajara (24 leguas.), partido judicial de Molina (3 leguas), audiencia territorial y c.g. de Madrid (34), diócesis de Sigüenza (15): Situada en llano al S. de un pequeño valle, con libre ventilación en particular por el N.: su clima es sano, y no se conocen enfermedades especiales: tiene 129 Casas, la de ayuntamiento; cárcel, escuela de instrucción primaria, sin más dotación que lo que contribuyen los alumnos según sus respectivas clases; dos fuentes de buenas y delgadas aguas, y una iglesia  parroquial (Sta. Catalina, virgen y mártir) servida por un cura de provisión real y ordinaria.
Confina el término  con los de La Yunta, Cubillejo de la Sierra y Odón (Prov. de Teruel): dentro de su radio se encuentran varios manantiales de finas aguas, 3 ermitas (Ntra. Sra. de la Antigua, la Soledad y el Pilar), y el despoblado de Bétera; el Terreno es áspero y pedregoso, comprende algunos trozos de bosque poblados de roble alto y bajo. Caminos: los locales, de herradura. Correo: se recibe de Molina, por un cartero. Produce: trigo, centeno. cebada, avena, guisantes, guijas y yeros; cría ganado lanar, las caballerías destinadas a la agricultura, y caza de perdices, conejos, liebres, lobos y zorras. Población: 2 vec. 243 alm. CAP. PROD.: 1844,170 rs. IMP.: 101,300. CONTR.: 5.914.
 Anotación particular:    
Castillo de Zafra.- Al parecer, Zafra viene del vocablo árabe sajra, es decir, lugar escarpado (GEE, t. 10, p. 227).
Excmo. e Ilmo. Sr. D. NARCISO MARTINEZ-VALLEJO E IZQUIERDO (1830-1886)

 Nació en Rueda de la Sierra (Guadalajara) el día 29 de octubre de 1830. Su padre D. Andrés-Domingo Martínez-Vallejo y Taberner, de Rueda; y su madre Dª. Angela Izquierdo Sanz, oriunda de Embid, por la línea de los Izquierdo, era natural de Campillo de Dueñas (Guadalajara). Doña Angela murió muy joven y a los cuatro años Narciso pasó a Campillo para ser educado por su abuela materna, que lo dirigió por el camino del bien y de la virtud. Estaba dotado de extraordinaria inteligencia y fue creciendo, como el Señor, en sabiduría, edad y gracia. Su abuela contaba que, cuando acudía a oir la santa misa los domingos, estaba tan atento y tenía tal memoria y capacidad que luego le contaba todo cuanto el sacerdote había predicado en la iglesia, cuando ella no podía asistir por algún impedimento. En Campillo estudió las primeras letras. Sus tíos, D. Hipólito Izquierdo, filipense, y D. Mariano Sanz, franciscano, que observaron enseguida los muchos valores y cualidades de su sobrino, lo fueron preparando en algunas disciplinas y lo encaminaron, al cumplir los 16 años, hacia Atea primero y dos años después, en 1850, a Molina de Aragón, para estudiar los dos primeros años de Latín y Humanidades, obteniendo las notas más brillantes. A expensas de su tío Hipólito realizó con idénticos resultados la carrera eclesiástica en el seminario de Sigüenza hasta terminar primer año de Filosofía. Al quedar suspendidos los seminarios en aquellos calamitosos tiempos, hubo de trasladarse a la Universidad de Madrid (1853), donde pudo continuar 2º y 3º de Filosofía, obteniendo el grado de Bachiller en un año. Vuelve de nuevo a Sigüenza; será Bachiller y Licenciado en Teología y pasará enseguida a Toledo, donde alcanzará el grado de Licenciado en Teología. En 1856 recibe los grados de Bachiller y Licenciado en Derecho Canónico y el Doctorado en Sagrada Teología con la calificación de summa cum laude, "nemine discrepante, por aclamación". Siendo aún seminarista en Sigüenza, desempeñó una cátedra de Lengua griega y Religión.  
  Terminada la carrera eclesiástica con aprovechamiento y brillantez, fue ordenado sacerdote (1-IV-1857) y nombrado profesor del Seminario de Sigüenza, donde ejerció por espacio de 12 años consecutivos, enseñando diversas asignaturas, entre otras Religión, Teología dogmática y ocupando también la cátedra de Hebreo, estando a la vez encargado de la biblioteca del Seminario, que organizó y mejoró considerablemente. En 1864 ganó por oposición la canongía de penitenciario en la Catedral de Sigüenza y en 1866, también por oposición, es nombrado Arcediano de la Catedral de Granada. Se presentó a examen en la Universidad y obtuvo el grado de Licenciado en Filosofía. Pronto se dio a conocer como un excelente teólogo. Después de haber llevado interinamente la secretaría del arzobispado de Granada, el Arzobispo le nombró rector del Seminario, impartiendo además Psicología, Lógica, Ética y Teología Moral durante ocho años. Su piedad, su celo sacerdotal y su capacidad de organización hizo que el Seminario fuera un Centro modelo y ni siquiera alcanzaron a sentir los seminaristas la crisis por la que pasaban entonces todos los seminarios de España. Los cantonales revolucionarios intentaron apoderarse de los fondos del Seminario, pero nada consiguieron  del Dr. Izquierdo, que los tenía en depósito, a pesar de las presiones y amenazas de que fue objeto. En aquellas circunstancias pudo librar de la cárcel, con gran peligro de su vida, al Sr. Arzobispo, recriminando severamente y con valentía a los cantonales su sacrílego atrevimiento.
No olvidemos que nos encontramos en una de las peores épocas de la historia de España en el siglo XIX: La batalla del Puente de Alcolea, ganada por los revolucionarios, el destronamiento y abandono de España de Isabel II y comienzo del Sexenio revolucionario, las Cortes Constituyentes que elaboraron las Constitución de 1869, totalmente liberal, el primer gobierno provisional, la entrega de la corona a un príncipe extranjero y la renuncia de Amadeo de Saboya a los dos años, el establecimiento de la Primera República o los movimientos cantonales en diversas provincias españolas.
  En 1871 fue elegido Diputado a Cortes por el Señorío de Molina. No le gustaba la política, pero se distinguió en el Congreso como orador parlamentario y defendió con elocuencia y sólidos argumentos los derechos de la Iglesia y del Papa.    
 En 1873, siendo Castelar presidente de la República, el Papa Pío IX le nombró obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo y consagrado el 31 de enero de 1874, a pesar de su rechazo y humilde resistencia. Tardó un año en tomar posesión de la diócesis, impedido por una larga enfermedad. En 1873 fue reelegido diputado para la siguiente legislatura.

 En 1876 fue elegido senador por Guadalajara y en 1877 por Valladolid; reelegido en 1881. Tomó parte en la discusión del proyecto de Constitución, combatiendo con toda la fuerza y autoridad de su brillante oratoria lo que concernía a la libertad de cultos, a la enseñanza y a la unidad de la Iglesia. También se opuso al proyecto de ley de matrimonio civil, retirándose, como protesta, del Senado, después de pronunciar su valiente discurso (1882).
Vivió entregado de lleno a sus diocesanos, a sus sacerdotes, a sus religiosos, a los pobres, y a los necesitados. Restauró iglesias (más de cien), casas parroquiales y numerosos edificios deteriorados y deshechos por la revolución, gastando elevadas sumas. Su labor propiamente pastoral ocupaba por entero sus densas jornadas: predicación, catequesis, misiones, visitas pastorales, ejercicios espirituales a sacerdotes, religiosos y seglares. Celebró con esplendor el Centenario de Sta. Teresa. Le dolían los agravios y desacatos contra el Papa, cuyos sufrimientos le ponían enfermo. Tal era su amor a la Iglesia. Era pródigo en sus limosnas y obras de caridad.  En diez años realizó una labor inmensa en todos los campos de apostolado, defendiendo los derechos de sus diocesanos, cualesquiera que fueran.
A petición del rey D. Alfonso XII y de muchos prelados fue nombrado primer obispo de la nueva diócesis de Madrid-Alcalá (9-III-1885), de la que tomó posesión el 2 de agosto de 1885. Pocos meses después (25-XI-1885) asiste en su lecho de muerte al rey Alfonso XII. Consciente de las inumerables dificultades con que se iba a encontrar, comenzó inmediatamente a organizar la nueva iglesia diocesana: Seminario, catedral, división de parroquias y nombramientos de párrocos, pastoral y todo lo que requiere el nacimiento de una nueva diócesis. "No podía ver impasible que en la capital de España cundiese el hambre, la miseria, y, sobre todo, el cólera, que se cebaba por entonces en sus moradores, y no encendió la chimenea en aquel invierno en su palacio, y a cambio socorría a los aquejados de cólera en sus propios domicilios, no haciendo caso de las prudentes advertencias de los médicos, que le conocían" (Claro Abánades).
 Quiso empezar restableciendo la disciplina eclesiástica y todo aquello que reclamaba su celo pastoral, lo que le acarreó contar después con algunos enemigos. El día 18 de abril de 1886, Domingo de Ramos, al entrar en el atrio de la iglesia de San Isidro, un sacerdote llamado Cayetano Galeote Cotilla se le acercó simulando besar su anillo pastoral, y le disparó tres tiros, dejándole malherido, y causándole la muerte 31 horas más tarde, el día 19. En esas horas que sobrevivió a tan vil, cobarde y sacrílego atentado, expresaba su conformidad con la voluntad divina y pedía insistentemente perdón para su asesino; cómo él lo perdonaba, ofreciendo sus dolores y sufrimientos por las necesidades de la Iglesia. ¡Qué lección de santidad! El asesino fue confinado en un manicomio, donde murió en 1922.
 Dejó en ambas diócesis muy grata memoria por su ciencia y su virtud. El día del atentado llevaba cilicio; al médico le costó quitárselo; lo llevaba incrustado. Es un detalle que puede indicar el espíritu de este gran obispo. Era un prelado caritativo, bondadoso, pero enérgico y muy celoso de sus deberes. Se distinguió como orador sagrado y parlamentario. Dejaron un gratísimo recuerdo la oración pronunciada el 2 de mayo de 1871 en honor de los héroes de la guerra de la Independencia y la oración fúnebre de la reina doña Mercedes de Orleans.  
  Tiene calle dedicada en Madrid, en el barrio de Guindalera, hoy distrito de Salamanca.  
D. LUIS SANZ MALO, PBRO. (1847-1912)
             
  El Sr. Lic. D. Luis Sanz Malo nació en Campillo de Dueñas, provincia de Guadalajara, diócesis de Sigüenza, el día de 25 de agosto de 1847. Sus padres se llamaban Agapito y Agustina; sus abuelos paternos Manuel Sanz y Francisca Heredia y los maternos Angel Malo y Dionisia Herranz. Fue bautizado el mismo día de nacer por el P. D. Hipólito Izquierdo (filipense), cura párroco. Realizó sus estudios de la carrera eclesiástica en Sigüenza y Salamanca. Se ordenó sacerdote y por sus recomendables virtudes, fue nombrado poco después Ecónomo de Medinaceli y en concurso obtuvo el cargo de cura párroco de Luzón, diócesis de Sigüenza. En 1889 es nombrado por oposición canónigo de de la catedral de Tudela (Canonjía 17, 8ª provisión y 1ª por oposición)  y dos meses más tarde, el 28 del XII, es nombrado Secretario Capitular. Un año después fue provisto por el Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo, previas brillantes oposiciónes, de conformidad con el decreto concordatorio de 6 de diciembre de 1888, para esta Canongía de Zaragoza, vacante por fallecimiento del Sr. D. Tomás Cabañas y Muela, que lo poseía (pág. 59) y tomó posesión el jueves, 18 de diciembre de 1890, ante el M.I.Sr. Dr. D. José Lloret, Dr. Secretario Capitular. El celo que había mostrado en sus parroquias por la salvación de las almas lo dio muy pronto a conocer en Zaragoza.
  Fue nombrado Director de las Siervas de María, desempeñando el cargo hasta que tuvo que renunciar a él por enfermedad. Fundó en Campillo, su pueblo, una Caja rural, una tienda cooperativa y el Sindicato agrícola.     
  Fue patrono de la ermita de Ntra. Señora del Pilar de su pueblo natal, de la que tuvo especial cuidado, por sí mismo o por sus intermediarios; la blanqueó interiormente, le puso puertas nuevas, retocó la imagen y regaló tres hermosos mantos y dos grandes y artísticos floreros para adorno del altar.  
  Las características del Sr. Sanz y Malo fueron su rectitud, una vida austera de estudio y  trabajo; su humildad y sencillez; fue a la vez modelo y ejemplo para los sacerdotes.
  Al fundarse la Corte de Honor de la Virgen del Pilar fue nombrado su primer director y en los años que lleva funcionando ha trabajado el Sr. Sanz y Malo con tanto celo y acierto que patentes quedan entre los éxitos alcanzados, ya en su crecimiento asombroso ya iniciando la protesta contra la Ley de Asociaciones o la grandiosa concentración contra las Escuelas laicas, tras de la cual surgieron varias Escuelas católicas que funcionan con brillantez en nuestra ciudad.
  El 20 de mayo de 1905 tuvo lugar en Zaragoza la solemne coronación de la Virgen del Pilar. Correspondió a D. Luis leer desde el púlpito de la Santa Capilla el Decreto. Con ese motivo se realizaron infinidad de peregrinaciones, que tuvieron lugar, con gran aplauso de los católicos y gran entusiasmo religioso de los peregrinos, desde el 20 de mayo al 8 de junio.  
  Y ya que los hijos de Campillo no podían ir a mostrar su afecto a la Virgen a los mismos pies del sagrado Pilar, celebraron en el pueblo una función religiosa en honor y obsequio a la Virgen María, y, hecho el repique general de campanas a las 12 del día 20, como lo había ordenado el Prelado de la diócesis, a la entrada de la noche marcharon todos los vecinos del pueblo en ordenada y devota procesión, profusamente iluminada con muchos y hermosos faroles, que querían ser como una réplica de los de Zaragoza, a la ermita del Pilar, cantando el Santo Rosario. Fue traída la imagen a la iglesia, y al día siguiente, domingo, después de nutrida comunión habida en una de las misas, llegada la hora oportuna, verificóse la procesión por las calles, con banderas y estandartes, siendo conducida la Virgen en su peana por los devotos, y terminada ésta, celebróse Misa solemne, oficiando de Preste D. Julián Herranz Malo y de ministros D. Félix Herranz y D. Tomás Cid, habiendo estado la oración sagrado a cargo de D. Ramón Malo, párroco del pueblo. El orador, después de enumerar los innumerables e inmensos beneficios que España ha recibido de la Virgen del Pilar en todas la épocas de la historia, concluyó diciendo con entusiasmo: que, ya que los fervorosos hijos de Campillo no podían ofrecer a la Virgen una artística corona de oro y piedras preciosas, podían ofrecerle y le ofrecían sus corazones, para que, a modo de corona de inestimable valor, los colocara sobre sus sienes y alrededor de su corazón. No habiéndose podido llevar la imagen a su ermita en aquella tarde, por haberlo impedido una lluvia pertinaz, fue llevada el jueves siguiente de la misma manera que se había traído. Grato recuerdo dejó impreso esta función extraordinaria en los ánimos de los fieles de la parroquia, tanto más, cuanto que ninguno de los asistentes redordaba haber visto que fuera sacada de su ermita la imagen de la Virgen del Pilar.  

  "D. Luis murió a los 64 años, una semana antes de cumplir los 65, víctima de rápida dolencia, el domingo día 11 de agosto de 1912, a las seis de la mañana, en su pueblo natal, Campillo de Dueñas, en donde estaba pasando el verano. Así reza el certificado parroquial: Muy Iltre. Sr D. Luis Sanz Malo, Canónigo de la S.I.M. de Zaragoza, en 11 de agosto de 1912. En el lugar de Campillo de Dueñas, diócesis de Sigüenza, provincia de Guadalajara, a doce de agosto de mil novecientos doce: Yo, Juan Mariano López, cura propio de esta Iglesia parroquial de santa Catalina, virgen y mártir, mandé dar sepultura eclesiástica, previo cumplimiento de los requisitos legales, al cadáver del Muy Iltre. Señor Don Luis Sanz Malo, natural de este pueblo, vecino de Zaragoza y Canónigo por oposición de la S.I.M. de la misma ciudad. Falleció a las seis de la mañana del día anterior, habiendo recibido sub conditione la absolución y Extrema Unción, lo único que permitió su muerte casi repentina, y fueron testigos del sepelio D. Vicente Heredia y D. Mariano Malo, naturales de este pueblo y vecinos respectivamente de Madrid y Tordellego. Y para que conste extendí y autorizo la presente, fecha ut supra. Doctor Mariano López.

   "Fuerte, vigoroso, soñando con la prosperidad aún mayor de la Corte de Honor y con ver extendida la devoción a la Virgen del Pilar por todo el mundo, esta Señora, tiernamente amada por el finado, habrá sabido recibir el alma del ilustre sacerdote, premiándole cuanto hizo en este mundo a su mayor honra y gloria. Así se lo pedimos nosotros muy de corazón".  Se leen también estas palabras:

  "En atención a las muchísimas señoras de la Corte de Honor que se encuentran fuera de Zaragoza, la Junta de dicha entidad se ha limitado por hoy a rogar a sus asociadas que apliquen por el alma del finado la Comunión reglamentaria del día de la Asunción hasta que puedan reunirse todas en Zaragoza y acordar un acto extraordinario en sufragio del alma del que hasta hoy las ha presidido con celo y acierto digno de gratitud eterna.

  También ruega la Junta que asistan con medalla todas las asociadas que están en nuestra ciudad al oficio de difuntos y al funeral que celebra el Excmo. Cabildo Metropolitano hoy a las diez". (EL PILAR, n.1518, pág. 695).

                          Pedro Sanz Navío, escolapio
D. JUAN DE DIOS MORENO LOPEZ, Pbro. (1904-1968).

  D. Juan de Dios nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 8 de marzo de 1904. En este tiempo tenía el pueblo unos 500 habitantes. Sus padres se llamaban Emeterio y Felisa. Tuvo dos hermanos: Germán y José; éste último murió pocos años después de casarse y dejó tres hijos. Como es natural, quería mucho a su pueblo, un pueblo eminentemente clerical, que en tres siglos dio a la Iglesia unos 200 sacerdotes y bastantes religiosos no sacerdotes y religiosas. Campillo pertenece al Partido Judicial de Molina de Aragón, a 169 Kms de Guadalajara, a 22 de Molina y a unos 1115 m. de altitud. Actualmente tiene unos 100 habitantes. La primera impresión que produce este pueblo es que rompe por completo el esquema de cualquier pueblo del Señorío conocido por todos. En efecto, no es habitual tener un paseo de 500 metros de longitud, casi 50 metros de ancho, en el corazón del pueblo, junto al arroyo canalizado y bordeado por más de 50 especies distintas de árboles.   
  Entró joven en el seminario de Sigüenza, realizando brillantemente toda la carrera eclesiástica. Sus compañeros confiesan que era sin duda el primero del curso. Realizó estudios en Roma y a sus 26 años era doctor en Sagrada Teología. Recibió la Tonsura el 12-XII-1921; al año siguiente y otro año después las órdenes Menores. Subdiácono el año 1925 en las témporas de la Trinidad y Diácono, en las témporas de la Pasión, 1926. Se ordenó de sacerdote el día 18-IX-1926, en el Burgo de Osma, antes de cumplir los 23 años.
 Fue profesor del Seminario de 1925 a 1934. No es frecuente que un joven clérigo, todavía subdiácono haya sido nombrado profesor del Seminario. Es verdad que estaba bien preparado en Sda. Teología y gozaba de otras cualidades sobresalientes. Muy bien debió desempeñar su cátedra cuando permaneció en el Seminario nueve años de profesor.  
 A la vez, desde 1927 hasta 1934 fue párroco de Moratilla. Ecónomo y arcipreste de Ayllón (Segovia), perteneciente entonces a la diócesis de Sigüenza, desde 1934-1945, realizando una extraordinaria labor apostólica. No tengo apenas datos de estos dos períodos, pero nos lo podemos imaginar, en plena juventud, estrenando su sacerdocio y lanzado al apostolado parroquial con una gran preparación, celo apostólico y carácter abierto y jovial. No tardó mucho tiempo en conocer a la perfección a todos sus feligreses, ganándose con su forma de ser a los jóvenes, a los mayores y hasta a los niños.
 No cabe duda que el Sr. Obispo captó enseguida la labor realizada por este gran sacerdote en estos pueblos pequeños y no tardó en llevarlo, después de ganar las oposiciones, a otra población donde desarrollar al máximo su espléndida capacidad y ansias de apostolado.
 A los 41 años, en 1945, fue trasladado a la parroquia de San Martín de Molina de Aragón, en calidad de Ecónomo, y al año siguiente fue nombrado Párroco de San Gil y Arcipreste de Molina en Santa María la Mayor de San Gil. Allí estará 17 años (hasta 1962), pletóricos de realizaciones, entregado febrilmente al apostolado parroquial. Trabaja con los jóvenes: ni un martes dejó de dirigir a los jóvenes una hora de A.C. juvenil; con las jóvenes: Director de la Asociación de Las Hijas de María, con nombramiento desde 1946, la devoción a la Inmaculada y la Sabatina; con los hombres, todos los hombres, incluidos los ancianos: la Adoración Nocturna y Los Cruzados, que fundó él mismo; con las mujeres: la devoción al Sdo. Corazón de Jesús, las sabatinas de todas las semanas y fundó también los Jueves Eucarísticos. Jamás faltó a la Adoración Nocturna ni a los Rosarios de la aurora.    
  Emprendedor nato. Trabajador incansable por lograr las mayores glorias espirituales y temporales de todos los molineses; orador fácil, elocuente y prestigioso, de vasta cultura y profundos conocimientos teológicos y humanos. Tenía sin duda el don de la palabra, y con su sola predicación llenaba las iglesias. Austero, caritativo, lo daba todo; no tenía nada. Exactísimo en sus deberes, que cumplía con fidelidad y perseverancia. Ejercía también el apostolado en la calle. Gozaba de privilegiada memoria y conocía no sólo a sus feligreses, sino a todos los habitantes de Molina. Para todos tenía una palabra. Jamás pisó un bar; ni siquiera el Casino de la Amistad.
 Su carácter de sobrio semblante y dúctil dureza castellana, era compensado por sus sentimientos nobles y una sinceridad y llaneza que atraía a todos. Llegó a meterse a Molina en el bolsillo, como vulgarmente se dice.
 Sentía particular predilección por los enfermos, que visitaba con mucha frecuencia. Cuando se trataba de los más pobres y necesitados les dejaba dinero debajo de la almohada sin que ellos se dieran cuenta. Como buen pastor, buscaba a sus ovejas más necesitadas. Sabía decirles una palabra sugerente y, a la vez, cariñosa para animarles a cumplir sus obligaciones como cristiano. Visitaba a aquellos que estaban más alejados de la Iglesia, como a algunos que vivían juntos sin estar casados, consiguiendo el matrimonio y vida cristiana de no pocos de ellos.     
 Él mismo dirigía diariamente el Rosario; era algo sagrado. Asiduo en el confesionario. Jamás disfrutó de vacaciones y no faltaba de Molina si no era en caso de verdadera necesidad. Quería a su familia, pero se acercaba poco a su cercano pueblo, porque le urgían las obligaciones de cada día. Eran ellos los que iban a verlo a Molina.
 Tampoco abandonaba la parte material de la iglesia: el tejado, suelos, bancos nuevos, precioso y valioso sagrario nuevo, un Belén bellísimo; la limpieza de la propia iglesia, de los candelabros, de la pila bautismal; orden, adorno, puntualidad. Le ayudaban las jóvenes. Pero todo estaba reluciente, resplandeciente.  

Don Juan de Dios era reiterativo en las enseñanzas morales. Por eso repetía con frecuencia refranes o aforismos generalizados, pero matizados por su misma palabra:
. No te fíes nunca de aquel que te sigue.
. Una retirada a punto es una victoria.
. En puerta cerrada no entra el diablo.
. El peor enemigo del hombre: la envidia.
. Del mejor amigo, la mejor pedrada.
. La mejor venganza y el regalo más bello es el perdón.
. En cuanto se tuerce el aparejo hace daño y no se acuerdan del bien que se les ha hecho.
. Después de hacer un favor, el agradecimiento no dura más de media hora.
. Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz.
. Dios se ha llevado a tu ser querido cuando estaba preparado, porque es Padre bueno.
. Si os casáis, no estéis ni dos segundos sin hablaros. Debe ceder el mejor y el más inteligente.
. Amar es cuidar de un alma ajena.
. Si no esperáis nada de los demás, no sufriréis desengaños.
. Difícil es que hables bien, hablando mucho.
. Cristiana es la persona que deja en los demás ganas de ser mejor.
. Retener en la memoria estas tres cosas: perdonar, evitar, consolar.
. Callar en el dolor es heroísmo.
. El desaliento es la peor derrota.
. La falta más grande, el egoísmo.
. Sembrad la verdad, que germina siempre.
. Cuando haces tuyos los problemas de los demás, amas.
 Marcaron hitos en Molina: El Año Mariano en 1954, con motivo del primer centenario de la definición de la Inmaculada (en Molina se celebraba una especie de misa de gallo a la Inmaculada desde 1518, por Bula del Papa León X); monumento y solemne Coronación de la Virgen de la Hoz; la visita de la Virgen de Fátima; una gran Misión de Molina.
Los molineses dicen todavía, después de 40 años, que D. Juan de Dios sembró día a día el evangelio con tesón incansable, con acendrado amor a sus ovejas, con ejemplos constantes y diarios, con un gran corazón y con tal espíritu de sacrificio, que ha dejado un poso y unos resultados tan profundos y duraderos que resultan sencillamente imborrables. Digamos que tan profundas enseñanzas crearon un clima y unas costumbres cristianas de efectos duraderos, porque nunca levantó la guardia a sabiendas de que la constancia en el trabajo apostólico ha de llevar a estos resultados aún palpables después de muchos años.
 Dejó una huella indeleble en Molina de Aragón, como párroco y como persona.
 "¡Lo que le espera al que venga después de D. Juan de Dios! ¡Ha puesto tan alto el listón...!". Así exclamaban los molineses después de su salida, cuando le nombraron párroco de Guadalajara.
 En 1960 había sido también nombrado Encargado de Novella.  
 El 27-IX-1962 fue destinado a la Parroquia de San Nicolás de Guadalajara y pocos días después fue nombrado Arcipreste.
 No hay duda que este traslado inesperado a Guadalajara le costó, como le cuesta a una madre separarse de sus hijos. Estaba identificado con la población de Molina, conocía uno a uno a todos sus feligreses y estaba pendiente de todo y de todos. Intentó salir de Molina de incógnito, medio a escondidas, porque sabía que la población se volcaría en demostraciones de afecto y que a él mismo le costaría llorar. Y lloró D. Juan de Dios al salir de Molina, como también lloraron los molineses. Ni los olvidará ni le olvidarán.
   En Guadalajara, a sus 58 años, volcó en la Parroquia de San Nicolás la enorme experiencia de sacerdote entregado a la santificación de las almas; pero se resintió enseguida su salud, que le impidió sin duda recuperar la vitalidad de sus años de Molina.  
 Cinco años más tarde, el 22-9-1967 fue nombrado Canónigo Maestrescuela de la Catedral de Sigüenza y Capellán de las MM. Ursulinas de la misma ciudad.  
 Pronto se manifestó claramente su enfermedad y tuvo que internarse en la Mutual del Clero de Madrid. Le acompañaron continuamente su familia y D. Juan Plaza, Pbro. Se confesó y recibió la Unción de los enfermos. Murió con sólo 63 años y su cadáver fue trasladado a Sigüenza para ser sepultado en el Cementerio de los Canónigos. La lápida de su sepultura reza así: "Aquí yace el M.I.Sr. D. Juan de Dios Moreno López, dignidad de Maestrescuela de esta S.I.C.B., 5-2-1968. Su hermano y sobrinos no le olvidan".  
 Escritos:
 Escribió una extensa obra de teatro, en verso, sobre Molina y su Comarca y se representó en el Cine Calderón. Compuso el Himno a la Juventud con música muy bonita.  
         
              (Agradecido a las notas biográfica de Vitory Heredia Sanz, aparecidas en Internet).

                                                                                                   Pedro Sanz Navío, escolapio
D. ANSELMO  HERRANZ  ESTABLÉS, Pbro. (1864-1935).

  
Tuve tiempo de conocer, aunque no de tratar, al que fue largos años Canónigo Magistral de la Catedral de Gerona. El Doctor Don Anselmo Herranz Establés. Había nacido en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el 21 de abril de 1864, y allí también murió el 6-III-1935.
  Cuando en mis estudios eclesiásticos en el seminario de Gerona yo habría podido frecuentar su aula, en calidad de alumno, él ya había renunciado a su Cátedra.
  Fue un notabilísimo orador, de los llamados entonces "de cartel". Joven seminarista, yo le había oído en varias iglesias de la ciudad, ya que, durante muchos años, en toda clase de solemnidades, su presencia fue requerida en todos los púlpitos de la capital y fuera de ella. Su oratoria tenía todas las gracias y todos los defectos de la oratoria castellana de la época (hinchada, retórica y ampulosa), pero dentro de este estilo, entonces corriente y estimado, estaba dotada de un sello personal inconfundible: era de un barroco nada vacío de fondo, todo lo contrario. Se había dado también a conocer como escritor, como articulista, pero, como en el caso de casi todos los escritores que están acostumbrados a escucharse a ellos mismos en los púlpitos o en las tribunas, su literatura era oratoria, construida -eso sí, muy bien construida- a base de ondulantes parrafadas.
  Véase, si no, la conferencia que leyó en una de las sesiones de la célebre "Semana Litúrgica" celebrada en Bañolas del 3 al 7 de julio de 1917, bajo la presidencia del Obispo de la Diócesis, Dr. D. Francisco de Paula Mas y Oliver. El texto de la mencionada conferencia forma parte integrante de la CRÓNICA de las sesiones de dicha "Semana Litúrgica". El tema era: "Liturgia del Corpus, especialmente de su Procesión, y breve comentario de sus Himnos". Es una conferencia llena de doctrina y erudición, escrita en la aludida forma oratoriana, cerrada por un cálido ditirambo a la Procesión del Corpus, con una fervorosa descripción de su salida por la tarde y de su apoteósica entrada al anochecer, bajando y subiendo por la monumental escalinata de nuestra Catedral. Esta altisonante página, sólo habría podido ser escrita por quien -procedente como era de otra región- se hubiera compenetrado con el espíritu de la Ciudad y profundamente enamorado de sus tradiciones.
 Amaba a sus alumnos y les seguía con cariño los pasos hasta después de haber abandonado ya su aula. Mi afirmación no es nada gratuita. Cuando en San Felíu de Guixols se constituyó una Comisión para llevar a cabo un homenaje póstumo del poeta Mosén Juan María Feixas, fallecido en aquella villa mientras ejercía el cargo de Vicario de la Parroquia, se creyó que el mejor homenaje era publicar sus poesías. Octavio Saltor y el que suscribe fuimos encargados por dicha Comisión de la revisión de los textos. Presentado el libro en ciernes a la censura eclesiástica, fue nombrado censor el Dr. Anselmo Herranz. El juicio del censor fue tan encomiástico que decidimos publicarlo íntegro en una de las primeras páginas del libro. Dice: "Aceptada la honrosa comisión que antecede -hace referencia, naturalmente, al nombramiento de censor por parte del Prelado-, he examinado con atención, y no pequeño deleite, el libro de hermosísimas poesías catalanas de mi queridísimo y llorado discípulo, Rdo. D. Juan Feixas (q.s.b.g.h.) que desea publicarse con el título de "Egloguer i altres poemes", y tengo el gusto de comunicarle que nada he encontrado en el dicho libro que sea contrario a la fe ni a la moral cristianas. Así lo hago constar a los efectos consiguientes".     
Era tenido por sacerdote muy virtuoso, rayano a la santidad. A raíz de su muerte, se publicaron unas estampitas con una oración (para rezo privado) para obtener -decía una nota marginal- "la glorificación del siervo de Dios". Fueron publicadas en Madrid.

El censor fue el Dr. Bueno Monreal, actualmente Cardenal-Arzobispo de la Sede Hispalense. Las palmas de tantos mártires de la persecución religiosa, levantada al cabo de poco más de un año de fallecido nuestro biografiado, hicieron olvidar fácilmente las flores de las virtudes de este sacerdote.Camilo Geis, Pbro.(Así aparece en Internet)
OBRAS: Devocionario Doloroso; Los Dolores de la Virgen (consideraciones y enseñanzas), 2ª. Ed.1926 y otra 3ª ed.; Compendio de Historia de la Filosofía. 2ª Ed. corregida y aumentada, Ed. Luis Gili, 1915 y otra 3ª ed.; Creación y caída (obra literaria inspirada en el Génesis).       Pedro Sanz Navío, escolapio
SIERVO DE DIOS MANUEL HERRANZ ESTABLÉS, PBRO. (1880-1968),     
FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE ESCLAVAS DE LA VIRGEN DOLOROSA

 
Nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 1 de enero de 1880. Sus padres Andrés y Filomena habían contraído matrimonio el 21 de septiembre de 1862 y bendijo esta santa unión D. Marcelino, hermano de Andrés, tío, por consiguiente, de nuestro biografiado D. Manuel. Del matrimonio nacieron cuatro varones que murieron muy pronto y otros cinco retoños que sobrevivieron y que son los siguientes: Anselmo (n. 21-IV-1864 - m. 6-III-1935), fue sacerdote y canónigo de Gerona; Antonio Daniel (n. 17-I-1974), tendrá una hija religiosa adoratriz; Felipa Trinidad (n. 2-V-1875) tendrá también una hija religiosa adoratriz y dos hijos sacerdotes; Hilario (n. 14-I-1878 - m. 6-I-1957), fue sacerdote y párroco de Carabanchel Bajo y de San Sebastián, teniendo de coadjutor en ambas parroquias a su hermano Manuel con quien trabajó codo a codo en el apostolado parroquial y con el que se entendió siempre a las mil maravillas; Manuel (Campillo de Dueñas, 1-I-1880 - Madrid, 29-VI-1968).
Recibió las aguas del Bautismo al día siguiente de nacer y fue confirmado en su pueblo natal por Mons. Antonio Ochoa el día 18 de junio de 1882. La escuela donde aprendió las primeras lecciones de religiosidad y buena conducta fue, sin duda, el propio hogar.
Se calcula que recibió la Primera Comunión a primeros de mayo de 1891 y que la haría a la vez con otros niños y niñas del pueblo, después de una sólida y cuidada preparación. Era costumbre hacerla el día de la Ascensión del Señor. Se celebraba con mucha solemnidad. Los neocomulgantes, después de la comunión, con una cestita muy adornada y forrada con lienzos blanquísimos, visitaban las casas de sus familiares que depositaban en la misma sus pequeños regalos.
En septiembre de 1891 ingresó en el colegio de PP. Escolapios de Molina de Aragón, como él mismo asegura en su curriculum vitae y como certifica el archivero de las Escuelas Pías de Aragón y permaneció cuatro cursos, hasta 1895. Aprende Geografía, Historia de España y Universal, retórica y latín, entre otras, obteniendo notas brillantísimas. Estos cuatro años de latín le preparaban para el ingreso en el Seminario de Sigüenza, al que estaba incorporado el colegio de Molina. El 8 de octubre de 1993 fallece su padre apenas comenzado el tercer curso de humanidades. Al terminar las humanidades en los Escolapios, pasó dos años en su casa de Campillo, con su madre hasta reponerse de una preocupante enfermedad. Y fue entonces cuando se incorporó al Seminario de Sigüenza para hacer la filosofía y ciencias auxiliares. No se conserva documentación de estos años, pero hay certificación de que estudió teología entre los años 1900 y 1904 y se conservan las actas de notas de Dogmática, Moral y Sagrada Escritura de esos años con la calificación de Benemeritus, es decir, de notable alto. No tenemos documentos que justifiquen sus adelantos en las virtudes y en su espiritualidad;   solamente disponemos de testimonios de los que lo conocieron y trataron.  
El 3 de junio de 1903, al terminar el tercer año de teología, recibió la Tonsura de manos de Mons. Toribio Minguela, obispo de Sigüenza, que será quien le administre después las demás órdenes; al día siguiente recibió las Ordenes Menores y el Subdiaconado. El 19 de diciembre de ese mismo año recibiría el Diaconado. Y el 28 de mayo de 1904 será ordenado sacerdote en la capilla del palacio episcopal, acompañado por sus dos hermanos sacerdotes D. Anselmo y D. Hilario, como padrinos. Pocos más asistirían a la ordenación. Era la costumbre. Las solemnidades se tendrían días más tarde, en la Primera Misa Cantada. En esta ocasión en Campillo, en compañía de sus familiares y amigos y asistido en el altar por sus dos hermanos sacerdotes que oficiarían de diácono y subdiácono respectivamente y la presencia de otros sacerdotes del pueblo, como era tradición. D. Manuel escribe que en su primera misa no tuvo más familiares que sus dos hermanos. Se refiere a la misa de ordenación, que es en realidad la primera misa sacerdotal. Pero seguro que después se celebraría con la mayor solemnidad, como hemos dicho.
Los tres hermanos sacerdotes pasaron juntos sus vocaciones en la casa paterna y tuvieron tiempo de pensar el destino de D. Manuel, que irá a la diócesis de Madrid, como su hermano Hilario. Su hermano Anselmo realizó brillantemente los estudios eclesiásticos en Gerona, obteniendo la Licenciatura y después el Doctorado en Teología y allí ejerció su apostolado, primero como párroco de los Dolores y luego además como profesor de Filosofía en el Seminario. Escribió varias obras. Fue un gran director de almas en varias casas de religiosas. Cultivó mucho su vida interior y murió como un santo. Incluso se iba a introducir la causa de beatificación al atribuírsele muchas curaciones y gracias extraordinarias, pero estalló la guerra civil y ya no se siguió.
D. Manuel fue destinado a decir misa en El Salvador y en San Nicolás; después le enviaron a San Millán y le dieron el cargo de Colector de las Monjas Mercedarias de la calle de Góngora; y últimamente le nombraron Capellán de Santa Bárbara. No contentándose con cumplir a la perfección sus obligaciones pastorales, se dedicó también a confesar y dirigir chicas descarriadas de las Trinitarias de la calle Marqués de Urquijo. Así fueron los siete primeros años de su apostolado en Madrid. Los pobres y los necesitados de ayuda corporal y espiritual fueron para él, ya desde sus años de seminarista, uno de los objetivos más importantes de su apostolado.
Su hermano D. Hilario era Párroco de Carabanchel Bajo, después de dar clases de latín en el seminario y de teología más tarde. Aquello no era lo que él buscaba: ansiaba un campo mucho más ancho de apostolado y lo obtuvo; como consiguió también llevarse con él a su hermano D. Manuel de Coadjutor y allí permanecerá catorce años. Carabanchel tenía entonces más de 11.000 habitantes en 14 barriadas. Parroquia rural, pobre, abandonada espiritualmente, sin escuelas, sin capillas, sin catequesis, con una población muy dispersa y extendida. Además no podía contar más que con un grupo reducidísimo de adictos; la mayor parte estaban totalmente alejados de la Iglesia. Y cuando notaron que algo se movía, se abrió paso la hostilidad de los más alejados, que no veían con buenos ojos a aquellos dos curas que recorrían todos los barrios. Los insultaban y pretendían amedrentarlos. Pero lejos de acobardarse, se vieron obligados a moverse, a andar muchos kilómetros de día y de noche y a conectar con el pueblo: primero con los niños en atención constante y después, en escuelas nocturnas, con sus familias. El trabajo era inmenso, pero la voluntad mucho mayor. En tres lustros van a levantar aquella parroquia por medio de las escuelas, las catequesis, las atenciones a las familias más pobres, la caridad y mil estratagemas que inventan los hombres de Dios, estableciendo incluso la Acción Católica. Primero fueron los niños, después las familias, los enfermos, los necesitados. Por aquellos caminos solitarios tuvieron que ir custodiados, sobre todo de noche, por los mismos niños que les querían de verdad. En este tiempo se restauró la parroquia, la asistencia a misa llegó a ser extraordinaria, de hombres y mujeres, jóvenes y niños. D. Hilario y D. Manuel eran dos caracteres distintos, pero se complementaban a la perfección. No sólo vivían en la misma casa, sino que nada hacía el párroco sin consultarlo con su hermano y lo mismo hacía D. Manuel. Vívían tan pobremente que no podían disponer de dinero mientras vieran pobres a su lado. Los dos se santificaban a la par, porque sus ideales eran idénticos.
La sencillez y la humildad de D. Manuel seducían y cautivaban a los feligreses y a cuantos le trataban. Pusieron a disposición de la Parroquia una hoja parroquial, que llamaron el "Eco Parroquial". A través de ella  contactaron más con los feligreses, bien informados de todo lo parroquial, con artículos profundos, campañas, obras de caridad y reseñas de cuanto acontecía en su Parroquia. Fue un maravilloso lazo de unión. ¿Qué funcionaba en la Parroquia que iba trasformándose? Leemos en el Eco Parroquial las actividades desarrolladas: Escuela dominical, Conferencias de San Vicente de Paúl, Asociación de Hijas de María, Archicofradía del Sagrado Corazón, el Centro Católico o Círculo de Acción Social, Ropero parroquial, Cocina económica, Escuela de adultos, Visita de la Milagrosa, Catequesis y un largo etcétera. Se multiplicaban los bautizos, apenas moría nadie sin recibir los sacramentos, se levantaban capillas en los barrios, se notaba ya una verdadera comunidad parroquial. El Párroco y su coadjutor eran el alma de la parroquia, que contaba ya con catequistas, conferenciantes, apóstoles, monitores de liturgia, monaguillos y muchas personas desinteresadas al servicio de la parroquia.   El Sr. Obispo pensó que aquel párroco ya había hecho bastante en Carabanchel y que convenía darle otra parroquia, la de San Sebastián, en el centro de Madrid. Era el año 1922. Y mientras se pensaba en nuevo párroco, D. Manuel siguió en funciones de ecónomo parroquial hasta 1925 que se unirá también a su hermano en la de San Sebastián. Ello quiere decir que esos tres años sintió sobre él mismo casi toda la responsabilidad de la parroquia de Carabanchel, aunque es posible que le ayudase algún sacerdote. Si el trabajo no era tan difícil como al principio, seguro que era mucho más intenso por la variedad de obras que había en la parroquia. Tanta o más abnegación, la misma humildad y desprendimiento y un celo mayor, si cabe, al caer sobre él toda la responsabilidad. En 1925 D. Manuel es nombrado coadjutor de San Sebastián. Otra vez con su hermano, que le va a poner al corriente de todo. Tendrá que acomodarse a la nueva parroquia, bastante distinta a la de Carabanchel.
Los niños eran una parcela importante de su apostolado. Visitaba la veintena de colegios que había en la parroquia. Hacía su catequesis y se sentía feliz con los niños.

Visitaba los enfermos y la gente más sencilla que vivía pobremente en buhardillas. Llevaba una actividad asombrosa. Siempre estaba ocupado. Y pasaba largos ratos en oración. Ni la Dictadura  ni los años de la República supusieron trauma para D. Manuel. Los años de la guerra civil los pasó en Madrid. Fue detenido varias veces. Le robaron y le maltrataron. Se refugió en la embajada de Perú y en la de Finlandia. Los distintos relatos están un poco confusos, pero pasó muy malos ratos y muchos días sin comer. No le gustaba comentar los distintos y peligrosísimos percances por los que pasó. Sí afirma que su vida se la debe a su santo hermano Anselmo, al que se encomendó.
Pasada la guerra, volvió de nuevo a todas sus actividades, incrementadas por la restauración de la parroquia que fue bombardeada los primeros días del conflicto. La Acción Católica renació con nuevos bríos con Mons. Vizcarra al frente, y fueron años de mucho trabajo en los distintos grupos: hombres, mujeres y jóvenes. Y pronto se va a encontrar con la Congregación por él fundada de las Esclavas de la Virgen Dolorosa.               
 El Fundador: En 1935 se inició una obra de acogida de las jóvenes en estado prematernal, que duró poco. Parece que ya contaba con unas 14 jóvenes que querían trabajar, pero fueron martirizadas a finales de 1936. Ya en 1938, en plena guerra civil española, D. Manuel sentió una fuerza interior que le empujaba a un apostolado similar. Contactó con dos jóvenes, dispuestas a colaborar en esta Obra: María Vega y María Luisa. La primera fue nombrada Directora general. Pronto vió D. Manuel que cuantas jóvenes quisieran dedicarse a la Obra habían de renunciar a todo para seguir la vocación a la que eran llamadas. Pero María Vega, dotada de muy buenas cualidades, no se sintió con fuerzas para dar este último paso y abandonó. D. Manuel tuvo que sufrir mucho, a pesar de que había ya chicas jóvenes con inicios de vocación. En 1942, antes del trastorno causado a la Obra por el abandono de María Vega, ya había sido reconocida por el señor Obispo de Madrid, como Pía Unión de las Esclavas de la Dolorosa. El Señor le iluminó y acudió a la M. General de las Adoratrices, que le comprendió y se compadeció de él. Le dejó dos Hijas de la Casa: Esperanza Cornago Francés, a la que puede llamarse restauradora y cofundadora de la Obra e Inés de los Santos Pérez, que se hicieron cargo de las dos casas de acogida que ya tenían. Lo que sufrió en estos años de la posguerra sólo él lo sabe. Pero fue tenaz y el 28 de junio de 1953 D. Leopoldo Eijo y Garay,  Patriarca de las Indias y obispo de Madrid-Alcalá, pidió a la Santa Sede que la Pía Unión fuera reconocida como Congregación religiosa de Esclavas de la Dolorosa, después de haber escrito ya sus Constituciones, en las que determina el carisma y los objetivos de la misma: Dar gloria a Dios, su propia santificación mediante la práctica de la caridad y la adoración del Santísimo Sacramento; Atención y rehabilitación de las madres solteras, junto con el cuidado de sus hijos, ofreciéndoles la capacitación para una vida de trabajo honrado; acogida y dedicación a las jóvenes o adultas discapacitadas mentalmente con el fin de preservarlas de posibles peligros; acogida a personas mayores (ancianas). El día 25 de diciembre de 1956 se hizo público el reconocimiento de la Pía Unión como Congregación Religiosa y el día 13 de enero de 1957 se leyó el decreto, en el que además se declara y confirma a D. Manuel Herranz como Fundador del Instituto. Lema del Instututo: "La caridad de Cristo nos apremia". "Todo por Jesús, todo por las almas".
  D. Manuel, sin abandonar sus obligaciones de Coadjutor y luego de Párroco de San Sebastián, se entregó con toda su alma a sus religiosas y a su obra, que fue creciendo en vocaciones y casas de acogida. Se había organizado para atender a sus religiosas, y a los centros en días determinados; atención a los pobres y necesitados como había hecho siempre, cumplir con sus obligaciones parroquiales, sin que puedan echarle en falta. Todo ello le suponía multiplicar su tiempo y emplear todas las horas del día y todos los días del año.       
 Enfermedad y muerte.- El trabajo ha sido improbo y su salud comienza a debilitarse: primero fueron los bronquios, después dolores de próstata y una hernia que le ocasionó muchos dolores hasta el punto de tener que recluirse en el Hospital de San Pedro de la Mutual del Clero por recomendación de los médicos. Esto sucedía a finales de 1963, ya casi con 84 años. Aconsejado por su sobrina, que le pedía con mucho amor que permaneciera en el hospital hasta recobrar la salud o hasta el tiempo que Dios quisiera; aceptó con humildad y conformidad la recomendación de los médicos y las insinuaciones de su sobrina, que le  cuidaría con el mayor cariño. La enfermedad le dejó postrado por espacio de casi cinco años, siendo un modelo de enfermos, con una actitud de conformidad con la voluntad de Dios que todos pudieron admirar. No se quejaba y los dolores no le impedían sonreir a cuantos le visitaban, que eran muchos, porque se habían dado cuenta de que en el hospital había un sacerdote, el P. Manuel, que era un verdadero santo.
El 29 de junio de 1968, día de San Pedro Apóstol, pareció que se agravaba. Eran las once de la mañana. El Capellán del Hospital le dio la absolución y le administró el sacramento de los enfermos, estando el enfermo plenamente consciente. Llamaron al la M. General de sus Religiosas. El Padre le agradeció su presencia, pero ya no podía hablar y a las 12 entregaba su preciosa alma al Señor. Fue trasladado a la Parroquia de San Sebastián, donde fueron expuestos sus restos a sus muy queridos feligreses, que pasaban por el cadáver rosarios, medallas y objetos de devoción. Al día siguiente se tuvo el funeral  y la conducción del cadáver al cementerio de la Almudena. Todos estos actos  constituyeron   una fervososa y multitudinaria manifestación de duelo por el sacerdote santo que habían perdido.
  En día 30 de junio de 1970, exactamente dos años después de ser enterrado, una vez realizadas todas las diligencias y cumplidas todas las ordenanzas, se hace la exhumación del cadáver para ser enterrado en la Capilla de la Congregación de las Esclavas de la Virgen Dolorosa, c/. Teseo, n.3, Madrid.- La Congregación se ha extendido por diversas provincias españolas y ha llegado también a Chile y a Méjico.        
El día 26 de enero de 1989 se inició el Proceso de Canonización del Siervo de Dios.
  BIBL.: "En Cristo Jesús" - Bosquejo de una vida- por el P. Narciso García Garcés, C.M.F, Ed. Esclavas de la Virgen Dolorosa, 1983; Padre Manuel, Colección de originales (Archivo de las RR. Esclavas); Crónica General de la Obra, es decir, de la Congregación de las Esclavas de la Virgen Dolorosa. Vol. I,  271 págs.; Eco Parroquial de Carabancher Bajo. Boletín semanal de la Parroquia, desde 30-III-1913; Documentos (Archivo de las Esclavas de la Virgen Dolorosa); D. Valeriano Castro Gil: Datos biográficos, firmado el 20-III-1969.

                     P. Pedro Sanz Navío, escolapio.
FRAY MANUEL MALO Y MALO (1810-1892)
           (religioso  y  cofundador)  

  El 15 de marzo de 1892, ciego, y tras corta enfermedad, fallecía en el Convento de Santa Catalina del Campo, de Murcia, fray Manuel Malo y Malo, que había sido Definidor general de su Orden, lector de Sagrada Teología, Rector del Colegio Misionero de Santiago de Compostela, Restaurador y Provincial de la Provincia Seráfica de Cartagena y Cofundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Purísima.
  Fray Manuel había nacido en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el 2 de diciembre de 1810, donde vivió hasta 1826 hasta que marchó al convento franciscano de Huete (Cuenca), donde profesó como Hermano Menor. Estudió Teología muy brillantemente en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Su primer ministerio fue el de maestro de estudiantes y profesor de Teología en Huete. En diciembre de 1834 fue ordenado presbítero.
  Con motivo de la exclaustración que siguió a las leyes desamortizadoras de 1835, fue párroco de Setiles, Codos, Burbáguena y Encinacorva. Posteriormente, se reincorporó a la vida religiosa, ocupando distintos cargos dentro de la Orden Franciscana. Destacó siempre como buen predicador y como buen escritor de temas teológicos. Es autor de un manual de Teología dogmática y de otra obra de Teología Moral.
  Desde 1880 colaboró con M. Paula Gil Cano en la fundación de las Religiosas Terciarias Franciscanas de la Inmaculada, a las que dedicó dos o tres opúsculos. Tras esta fundación, continuó ejerciendo su ministerio como religioso franciscano.
  El recuerdo y la presencia de Fray Manuel Malo y Malo en esta su diócesis es ciertamente escasa. En el Palacio Episcopal de Sigüenza se conserva un cuadro con un retrato suyo, en la galería de los personajes ilustres de la diócesis. Y poco más. Este año conmemorativo del primer centenario de su muerte, podría ser buena ocasión para estrechar lazos y vinculaciones. EL ECO promete ofrecer un reportaje sobre nuestro venerable paisano. Invitamos a quienes posean cualquier tipo de información sobre él que nos lo comuniquen. Nos dirigimos especialmente a sus hijas, las Religiosas Franciscanas de la Inmaculada. Tal vez, la presencia de estas religiosas sería la mejor conmemoración de este primer centenario de su fundador y de nuestro condiocesano.
                                                                                Jesús de las Heras, Pbro.
                                                                       EL ECO, Sigüenza, 12 de enero de 1992
FRANCISCO MANUEL MALO Y MALO, O.M.F. (1810-1892)
          
 El P. Francisco Manuel Malo, religioso franciscano, restaurador de la provincia franciscana de Cartagena, co-fundador del Instituto de Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción y escritor, nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el 2-XII-1810. Sus padres, económicamente holgados y religiosamente muy cristianos, se llamaban José Malo Heredia y Jesusa Malo Sanz. Fue bautizado por su tío D. Manuel Malo, cura de Campillo y también franciscano. Recibió el sacramento de la Confirmación antes de la Primera Comunión, que recibió a los diez años. Hizo los primeros estudios en su pueblo natal y a los once años comienza los estudios de latín que prolonga hasta los 14 años, dando pruebas de un dominio perfecto del mismo. Ingresa en la vida religiosa en Huete (Cuenca). Toma el hábito franciscano el 18-IX-1826 y permanece en el noviciado hasta la profesión religiosa en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) el día 19-IX-1827. Al nombre de Manuel recibido en el bautismo añadió el de Francisco.      
  Estudia Filosofía en Huete. Pasa de nuevo a Alcázar de San Juan para realizar los tres años de Teología, Sagrada Escritura y Derecho Canónico. Terminados los estudios sacerdotales, recibe la ordenación sacerdotal en Huete de manos del obispo de Cuenca, D. Jacinto Rodríguez Rico, en las témporas de diciembre de 1834. Ni que decir tiene que todos los estudios fueron realizados brillantemente y con notas superiores. De tal manera que fue elegido por su Superior mayor para concluir su carrera de especialización teológica en el Colegio Mayor de la Inmaculada Concepción de Murcia. El P. Malo no terminó estos estudios de especialización. Al año de estar en Murcia (1831-1832), y sin saber las causas, es enviado como profesor y maestro de estudiantes franciscanos al convento de Huete. Pero corrían malos aires en España. El P. Malo se distanció de los partidismos políticos, viviendo su propioa identidad como hombre de Iglesia y franciscano desde las claves teológicas y religiosas franciscanas, y desde ahí servir a la Iglesia y a la sociedad, superando las dualidades existentes. (P. Riquelme). Llega el año 1835 y con él la desamortización de los bienes de la Iglesia (un inmenso latrocinio, escribirá D. Marcelino Menéndez y Pelayo), la supresión de las órdenes y congregaciones religiosas y la exclaustración obligatoria de los religiosos en 1836.  
 Debe salir de su convento. Entonces se dirige a su patria chica, a la casa paterna de Campillo de Dueñas. Justamente en ese tiempo tuvo la suerte de atender a su madre en el momento de su muerte y administrarle los últimos sacramentos. Pero enseguida se ofreció al obispo de Sigüenza para servir la parroquia de Setiles (1837-41). En tan poco tiempo fue llamado a predicar en muchos pueblos del extenso Señorío de Molina. Luego pasó a Codos (Zaragoza) hasta 1848; y estuvo también once meses en Burbáguena (Teruel).
 El Papa Pío IX permitió a los religiosos exclaustrados concursar para poder ejercer en propiedad como ecónomo o párroco en distintas Iglesias diocesanas. Ganó un concurso en la diócesis de Zaragoza y en 1849 se halla como ecónomo en Encinacorba y al año siguiente tomó la posesión de párroco. Ocho años de intenso apostolado en este pueblo de Zaragoza, donde se conserva documentación suficiente para ponderar su trabajo ministerial. En la sacristía se halla un lienzo, de autor desconocido, con el retrato del P. Manuel,  restaurado por un tal José Gasca. También se conserva otro retrato en Campillo de Dueñas en poder de sus parientes. Yo diría que uno de ellos es copia del otro. La última partida firmada por él en los libros parroquiales de Encinacorba fue el día 7-XI-1857. Este mismo año se abre el convento de Priego y a él se incorpora el P. Manuel por indicación del exclaustrado de la Provincia de Cartagena  P. Luis Godínez el día 22 del mismo mes y año. Impartió Filosofía y Teología a los jóvenes estudiantes franciscanos, futuros misioneros para Tierra Santa y Marruecos.
  En 1862, de la comunidad del convento de Priego es trasladado a Santiago de Compostela, donde funcionará en adelante el Seminario de Filosofía y Teología franciscano. Sigue como profesor y en 1866 es nombrado también rector del mismo hasta 1878 que se trasladará a Murcia con el fin de restaurar la Provincia religiosa franciscana de Cartagena. En Santiago gozó de la confianza del arzobispo-cardenal Payá y Rico, que le nombró Examinador Sinodal y Visitador de los conventos de las religiosas de la Archidiócesis. Entre sus discípulos podemos numerar los beatos mártires Nicolás Alberca y Pedro Soler, J.A. Lerchundi, diplomático y arabista, Manuel Pablo Castellanos, historiador de las misiones de Marruecos y Francisco Cervera, primer vicario apostólico de las mismas y otros.
  Tras la restauración monárquica de España (1874), una gran parte de las congregaciones religiosas que sufrieron la exclaustración van a comenzar su regreso a España, su restablecimiento y su restauración o rehabilitación. Alfonso XII simboliza la unión en una España destrozada por sus divisiones. Quiere unir la tradición con la modernidad. La Constitución de 1876 promueve y ampara la deseada reconciliación de todos los españoles.
 Desde que los PP. Franciscanos fueron autorizados para establecer dos conventos (1851), que deben tener como objetivo preparar misioneros, uno el de Priego para Tierra Santa y Marruecos, que cinco años más tarde sería trasladado a Santiago de Compostela, y otro en Aranjuez para Filipinas. El P. Malo va limpiando obstáculos y abriendo el camino para que, cuando llegue el momento oportuno sea restablecida la Provincia Franciscana de Cartagena, especialmente cuando fue nombrado Comisario Provincial de Cartagena en 1867, a la muerte del P. José Gilabert.   
  El día 15 de agosto de 1878 obtiene los permisos necesarios para abrir el colegio de Cehegín, cuya comunidad contará desde entonces con otro paisano del P. Malo, el P. Juan Heredia Establés, de donde en otros tiempos partieron infinidad de misioneros a Filipinas y tierras americanas. Fue un logro difícil de conseguir, pero la constancia del P. Malo y la ayuda divina vencieron las dificultades.
No había grandes problemas en las Provincias que contaban con un Colegio para Misiones, pero no era ése el caso de Cartagena. Ni tenía personal ni medios económicos.  

  En 1880 reabre Orihuela (Alicante), donde montará una imprenta, y en 1883 Belmonte (Cuenca) y organiza sus comunidades y los estudios de los jóvenes religiosos franciscanos. Como respuesta a esta obra gigantesca de restauración de la provincia de Cartagena, fue nombrado Definidor General, cargo que desempeñó hasta la muerte.

  Desde 1880 es también cofundador, junto con la Fundadora Sierva de Dios M. Francisca Paula Gil de la Congregación de Terciarias Franciscanas de la Purísima, que acogen y atienden de forma especial a la juventud femenina más desfavorecida. Pero la fundación, seguimiento y dirección de la Congregación nos ocuparía muchas páginas, que no caben en esta breve biografía.

  Y sigue abriendo colegios, como el de Santa Catalina del Monte, el del Santo Ángel y el de Santa Ana de Jumilla en 1891. Casi ciego y la hinchazón de las piernas le obligaron a renunciar a su cargo de Comisario provincial en 1890. Desde este año fue debilitándose su salud. Al final de la misa que celebra el domingo 6 de marzo de 1892 tiene que retirarse del altar, sin fuerzas. El día 10 de marzo recibió el Viático, estando presente toda la comunidad y murió el día 15, a los 81 años de edad en el convento de Santa Catalina del Monte (Murcia), pronunciando estas palabras: "Bien veo que todos me queréis, pero yo también os amo: sí, mucho..., muchísimo". Fue enterrado en el panteón de los religiosos en Santa Catalina del Monte.

  Más tarde, el 15-VI-1907 sus restos fueron trasladados al cementerio de San Miguel, de Orihuela, a la Capilla sepulcral de los PP. Franciscanos. El jueves, 26 de junio de 1969 son colocados sus restos al lado de los de M. Paula Gil en la capilla del Sanatorio de San Carlos. Y, por temor a robos o profanaciones, se trasladan por fin al moderno Sanatorio de San Carlos el 26 de junio de 1981 y se colocan junto a M. Paula en sendos sepulcros el 3 de agosto. La lápida del P. Malo dice así: "M.Rdo.P.Manuel Malo Malo (1810-
1892). Tus Hijas veneran tus restos en la tierra y confían en tu protección desde el cielo".   

  Como escritor hizo una labor muy encomiable. Escribe sobre la vida regular franciscana, sobre filosofía y teología y sobre piedad popular.          


  OBRAS: Catecismo de teología mística, Málaga, 1859, sexta y última ed. Orihuela, 1890; Catecismo de doctrina regular minorítico-
franciscana, Málaga, 1859, tercera y última ed. en Orihuela, 1890; Explicación de la Regla, reedición de la que existía del P.Pablo Zurbano, Madrid, 1859; Novena a María Sma. Ntra. Sra. de la Antigua en Campillo de Dueñas, Santiago, 1863; Constitución Apostolicae Sedis de nuestro Smo. Padre Pío Papa IX, traducción, Santiago, 1971; Deffinitiones aliquot philosophiae, Compostellae, 1874; Regla segunda de santa Clara, trad. y anotada, Santiago, 1875, 3ª ed. Málaga, 1881; Manual sagrado de la religiosa por san Leonardo de Puerto Mauricio, Santiago, 1875; Clave de teología moral por Domingo Díez, pbro, 3ª ed. corregida y añadida, Málaga, 1979, 5ª y última ed., Málaga, 1891; Impugnación de la historia de la filosofía (de Ceferino González) en defensa del ven. Dr. Sutil, Málaga, 1880, 3ª ed. Orihuela, 1889, con el título Defensa filosófico-
teológica del ven. Dr. Sutil; Simulacro vivo de Cristo Llagado, Málaga, 1882, 2ª ed. Orihuela, 1886, con el título Retrato de San Francisco de Asís; Cartilla y regla de la V.O.T. de penitencia de san Francisco, Orihuela, 1883; Ceremonial de la Tercera Orden, trad, del italiano, Orihuela, 1883; Expasitio in logicam aliosque Aristotelis libros... autore ven. Christi martire in Japoniae imperio P. Fr. Genesio de Quesada cura F.M.M., Orihuela, 1885; Reglas para las Terciarias Franciscanas, dedicadas al sostenimiento y educación de niñas huérfanas pobres y a la asistencia doméstica de los enfermos conforme a las bulas de los Papas León X y León XIII, Orihuela, 1885; Retrato del Seráfico Patriarca, Orihuela, 1886; Compendio breve de las ceremonias que usan los Religiosos de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Orihuela, 1884; Vida de santa Clara por Damián Cornejo, adicionada, Orihuela, 1887; Constituciones generales de las religiosas (franciscanas de clausura), 2ª ed., Orihuela, 1888;   


BIBL.: F.Mª.Ferrando, El M.R.P. Francisco Manuel Malo: El Eco Franciscano (1892) 545-555; Id. Apuntes históricos relativos al Colegio de PP. Misioneros Franciscanos de Santiago, desde 1856 a 1896, Santiago, 1916, 146-149, 253-256 y 269-263; A. Martín, Apuntes-bio-bibliográficos sobre escritores de la provincia de Cartagena, Murcia, 1920, 377-390; Id. Serie de los ministros provinciales de la provincia de Cartagena, 1519-1915, Muecia 1915, 54-57; L. Lamadrid, Los escritores de la provincia de Cartagena desde su restauración: Espigas y Azucenas, 14 (1928), 579-585; J. Meseguer Fernández, Editorial Franciscana de Orihuela, 1883-1890, en Acta Provinciae Carthaginensis, 39 (nov.1964) 30-36 y en R 29, 12 (1952) 409-410, 24 (1964) 456-462 y 25(1965)103,104,105,106,108,116; D. Carbajo, Escritores más sobresalientes de la provincia de Cartagena, Murcia, 1966, 34-36; Id. Restauración de la provincia de Cartagena, Murcia, 1968, 25-37; Id. El P. Francisco Manuel Malo y Malo, Murcia, 1969; J.L. Soto, Un siglo de historia literaria (1862-1962), Santiago, 1969, 500-508; I. Albert Berenguer. La imprenta en la provincia de Alicante (1602-1925); I. Al, 1971, 58-59, 123; Traslado de los restos mortales del M.R.P.Francisco Manuel Malo y Malo, en Acta Provinciae Carthaginensis, 52 (1969) 30-36; Espasa, tomo 32, pág. 541; Diccionario Histórico Eclasiástico de España, págs. 460-461.

  Hay un Himno al P. Francisco Manuel Malo, con música de la H. Miriam Vargas, Franciscana de la Purísima Concepción.     


                      P. Pedro Sanz Navío, escolapio.   
Rmo. P. Fray JUAN JOSÉ LÓPEZ VÁZQUEZ, O.C. D.

  El P. Juan José López Vázquez nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 26 de noviembre de 1750. Su padre se llamaba Jerónimo López Mayoral, de Campillo; y su madre María Vázquez, de Cubillejo de la Sierra. Dos días más tarde, el 28, era bautizado por D. Juan José Sanz, Teniente Cura de la Parroquia. Realizados los estudios de primaria en su pueblo natal, sintió la vocación religiosa y marchó a Zaragoza, al convento de San José de Carmelitas Calzados, donde vistió el hábito carmelitano, tomando el nombre de Fr. Juan José del Carmelo. Un año de noviciado. En el Capítulo Provincial de 1768, en la sesión 4ª, 26 de abril, figura como novicio en último lugar.
  Hace su Profesión Solemne en el mismo convento de Zaragoza en manos del P. Fray Julián de Jesús y María. La fórmula de la profesión reza de esta manera: "Ego, Fr. Joannes Jph. a Carmelo, facio meam professionem et promitto Obedientiam, Castitatem et Paupertatem Deo el B. Mariae Regulam primitivam dicti Ordinis, hoc est, sine mitigatione usque ad mortem. Y lo firmo de mi mano. Yo el Hº. Juan Jph. de el Carmelo", que se traduce así: "Yo, Fray Juan José del Carmelo, hago mi profesión y prometo Obediencia, Castidad y Pobreza a Dios y a la Bda. Virgen del Carmen y a nuestro R. P. Fr. Gregorio del Carmelo, General, y a sus sucesores, según la Regla primitiva de dicha Orden, esto es, sin mitigación hasta la muerte. Y lo firme de mi mano". Sigue la propia firma y la de los varios testigos cualificados.
  Después pasa al convento de Calatayud para realizar estudios de Filosofía y más tarde a Huesca, donde cursa Teología. Concluidos brillantemente los estudios de la carrera eclesiástica, es ordenado sacerdote en Zaragoza por el Sr. Arzobispo D. Juan Sáez de Buruaga, el día 17 de diciembre de 1774. Concluirá probablemente los estudios de Teología Moral en Valencia, después de ser ordenado sacerdote.
  No se conoce dónde fue destinado, pero sabemos que en 1787 es nombrado Prior del convento de Tamarite de Litera (Huesca) y de allí pasa a Teruel en 1790 para desempeñar el mismo cargo durante otro trienio. Tres años más tarde es reelegido Prior del mismo convento de Teruel. El día 14 de abril de 1799 es nombrado Provincial de la Provincia carmelitana de Aragón y Valencia y ocupa el cargo hasta 1803 con acierto y celo sacerdotal. Probablemente fue reelegido Provincial para un segundo trienio, hasta 1805.
  Ocupa entonces el cargo de Prior de Valencia y en el Capítulo Provincial de 1808 es elegido primer Definidor Provincial: fue en la sesión segunda del día 7 de mayo; y dos días más tarde, en la sesión tercera del 9 de mayo, es elegido primer socio para el Capítulo General de la Orden. Estos nombramientos indican el gran aprecio y estima de que gozaba ante sus hermanos carmelitas.
  Por aquellos días comenzaba en Madrid, y luego se extendió a toda España, una lucha sin cuartel contra los invasores franceses. Era el comienzo de la Guerra de la Independencia.
Sus dotes de gobierno y delicada prudencia le llevan a ocupar otro cargo superior. En el Capítulo Provincial, celebrado en Valencia (13-5-1811) y al que asiste en calidad de primer Definidor Provincial, es elegido Definidor General.
Este cargo es equivalente al de Asistente o Consejero General, como se le llama en otras Órdenes religiosas. Conlleva una gran responsabilidad y sirve para asesorar al P. General de la Orden carmelitana y llevar con él los asuntos más delicados e importantes de la Orden. Suelen ser cuatro los Definidores Generales.

  La "Historia de Campillo de Dueñas" de D. Julián Herranz Malo nos hace General de los Carmelitas Descalzos a quien sólo fue Definidor General.

 Al parecer se discutió la validez de su nombramiento como Definidor General por los mismos religiosos de su Orden. Pero todo quedará aclarado en la sesión cuarta del Capítulo Provincial de Valencia de 1811: "... y habiéndose en este último Capítulo elegido canónicamente como Definidor General al M.R.P. Fr. Juan José del Carmelo y confirmado en su oficio por el mismo Capítulo, por ningún otro tribunal superior por entonces, y otras razones que se insinúan en la sesión cuarta del citado Capítulo Provincial de Valencia: después de mucha discusión, decretó el venerable definitorio que no solamente era válida y legítima la elección del Definitorio General en la persona del M.R.P.Fr. Juan José del Carmelo, sino también su confirmación hecha en el expresado Capítulo y que la Provincia tiene por dicho Definidor General que debe nombrar la Provincia en este próximo Capítulo. Igualmente decretó el Definitorio se hiciera manifestación de todo esto a nuestro M.R.P., al venerable Definitorio..." (Archivo Silveriano de Burgos. Libro Primero de Acuerdos y determinaciones de nuestro venerable Definitorio Provincial de 1787-
1832). Página 336 vuelta.  

  Al parecer no tuvo salida ni ejercicio de sus funciones al quedar suprimido este trienio por circunstancias que no hacen al caso. Probablemente volvió a ser Prior de Valencia desde 1815 a 1817.

  Y en el Definitorio de 14.6.1817, celebrado en Huesca, se le nombra predicador de Valencia.

  Contaba ya el P. Juan José 67 años, edad avanzada en aquellos tiempos, y los superiores le liberan de más cargos. Queda en la comunidad del convento de Valencia como religioso ejemplar y muy respetado por sus hermanos carmelitas y por cuantos tuvieron la suerte de tratarlo.

  La Historia Monástica de la Provincia de Sta.Teresa, en los Reinos de Aragón y Valencia, Libro IV, tomo 11, nos proporciona esta nota de su fallecimiento: "Nuestro R.P.Fr. Juan José del Carmelo, ex-
Provincial de 70 años, (en realidad son 73), preso en la Comunidad de la ciudad de Valencia, cayó allí enfermo de pesadumbre al tercer día de su prisión y, llevado de allí, por verle muy agravado, a la casa de las mandadas de nuestras Religiosas, expiró en dicha casa el segundo o tercer día". Era el mes de abril de 1823.

  Años difíciles le tocó vivir a nuestro P. Juan José del Carmelo. La guerra de la Independencia contra los franceses, el regreso de Fernando VII, el gobierno absolutista haciendo caso omiso a la Constitución de Cádiz y el trienio constitucional o liberal, difícil para la Iglesia española, durante el cual es apresado con los demás religiosos de la comunidad y muere de pesar a los pocos días.     

  

                      P. Pedro Sanz Navío, escolapio
ILMO. SR. D. PEDRO HEREDIA LÓPEZ
Pbro.- Lic. en Teología y Derecho Canónico. Canónigo Doctoral de la Catedral de Madrid. Prelado Doméstico de S.S.

Reseña biográfica:
    Nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara), el día 29 de abril de 1929. Sus padres, José y Martina, tuvieron ocho hijos: Manuel (+), Ricardo, Pedro, Guillermo (+), Jesús, Plácido (+),  Isabel, Trinidad y Maruja. Hizo los estudios primarios en su pueblo natal con D. José María Malo, también natural del pueblo y magnífico maestro.
   A los 12 años sintió la vocación sacerdotal y pasó al Seminario de Alcalá de Henares  para iniciar su larga carrera clerical. Realizados los estudios de Humanidades y Filosofía, marchó a la Universidad Pontificia de Comillas (Cantabria) para comenzar los estudios teológicos. Fue ordenado sacerdote el día once de julio de 1954 y cantó su Primera Misa Solemne en su pueblo natal. Prosiguió sus estudios y se licenció primero en Sagrada Teología (1955) y, dos años después, también en Derecho Canónico (1957).
   D. Leopoldo Eijo y Garay, obispo de Madrid, le dio su primer destino, nombrándole Párroco de Valdaracete (1957-1963). D. Pedro guarda un gratísimo recuerdo de aquellos seis años de pastoral parroquial. D. Casimiro Morcillo, nuevo obispo de Madrid, lo trasladó a Alcalá de Henares como profesor del Seminario Menor y, seis años después, como Rector del mismo. Era a la vez Capellán de las religiosas Adoratrices. Cinco años más tarde fue nombrado Cura Ecónomo de Santiago Apóstol y, en 1972,  Capellán de las MM. Concepcionistas Franciscanas.
   Todavía residente en Alcalá, fue designado por el Cardenal Tarancón Secretario General de la Vicaría Judicial de Madrid y en 1981 Juez Diocesano de la misma Vicaría  a la vez que actuaba como Vicario Regente en la Parroquia de S. Padro Apóstol de Alcalá de Henares. El Cardenal D. Angel Suquía le nombra Miembro Nato del Consejo Presbiteral de Madrid (1988), Canónigo y Abad de la Magistral de Alcalá hasta 1984.
   Dos años más tarde, en 1991, la provincia de Madrid se divide en tres territorios diocesanos: la Archidiócesis de Madrid y las diócesis sufragáneas de Getafe y de Alcalá de Henares, cuya Iglesia Magistral fue elevada al rango de Catedral.
   Su estancia en Alcalá ha sido larga y muy fecunda: 25 años. El Cardenal Suquía lo traslada a la capital de la archidiócesis y lo nombra Canónigo Doctoral de Madrid (1989) y Vicario Judicial, fijando su residencia en Madrid.
   Hasta la consagración e inauguración de la nueva catedral de Madrid (15-VI-1993) por el Papa Juan Pablo II, D. Pedro había permanecido en la Colegiata-Catedral de San Isidro, ejerciendo su acción pastoral.
   Finalmente se han reconocido los méritos adquiridos en tantos años de labor y trabajo apostólico en la archidiócesis con el nombramiento de Prelado de Honor de S.S.  
   Mucho podría escibirse de D. Pedro en sus largas etapas de pastoral y vida sacerdotal   en Valdaracete, en Alcalá de Henares y en Madrid. Pero no quiero herir su probada humildad y sencillez.
    Sin embargo no debo pasar por alto algo que pueden atestiguar todos los campillanos: sus vacaciones veraniegas en su pueblo. Todavía vivían sus padres cuando comenzó a realizar en su casa obras de consolidación y mejora. Al empezar sus vacaciones tenía ya todo proyectado. Después de celebrar la santa Misa se vestía de albañil y comenzaba sus trabajos de la mañana y después de comer los de la tarde hasta la hora del paseo de la tarde con los otros sacerdotes, que estaban de vacaciones. Transformó y consolidó la casa de sus padres,  la fechada de la misma, con gusto y técnicas perfectas. Todo esto le duró unos cuantos años. Terminada la vivienda principal, sus hermanos, como en las demás familias, hicieron la partición de bienes y D. Pedro y sus hermanas se quedaron sin casa. Les había tocado en herencia los lagares, cuadras y gran parte del corral.
   Como si no hubiera pasado el tiempo, emprende de nuevo las obras y convirtió el lagar, la cochera y el corral en una buena vivienda, suficiente para ellos, transformando el patio, corrales y cocheras en un bonito jardín. Allí viven felices. Todo eso les ha costado muchos años, muchos gastos y mucho trabajo.
D. Pedro ya está alcanzando los 70 años y no cesa de trabajar. ¿Qué va a hacer ahora?
Le pasan muchas ideas por su cabeza. Pero se ha dado cuenta y ha observado que la ermita de la Virgen de la Antigua, patrona de Campillo, y la del Pilar están un tanto abandonadas y no se lo piensa dos veces.
Pero antes se fija en el presbiterio de la Iglesia Parroquial y monta a ambos lados unas sedes sencillas, pero muy bonitas, para los sacerdotes, que llaman la atención y enriquecen el presbiterio. El Pilar necesita una buena limpieza exterior y sanear el interior de muchas humedades. Lo consigue con mucho esfuerzo y perseverancia. También por dentro realiza unos bancales junto a las paredes que realzan y mejoran el recinto. Y, por si fuera poco, adorna las paredes con cuadros, etc.- Algo parecido hace también en la ermita de la Virgen de la Antigua.
   ¿Qué recompensa ha tenido? Yo creo que esa labor desinteresada con su pueblo y el premio otorgado por la Santa Sede a uno de nuestros  paisanos, bien merece también  nuestro reconocimiento. Yo propondría que el Ayuntamiento, reunido en sesión extraordinaria, le distinga con algún premio, como podría ser hacerlo hijo predilecto  de Campillo de Dueñas.
   Ya no quiero entrar en más detalles. Que el Señor lo premie abundantemente.       
   Y ahora me contento con  hacer constar una sucinta cronología  de su vida:  
        
Ordenación sacerdotal:    ……………………..                              11-07-1954
Universidad de Comillas: Licenciado en Teología:                               1955
  "                     "           : Licenciado en Derecho Canónico:             1957
Párroco de Valdaracete (Madrid)  ……………                               1957-1963
Capellán de las Adoratrices del Smo.Sacramento - Alcalá:         (1963-1968)
Profesor del Seminario Menor de Alcalá de Henares:                 (1963-1972)
Ecónomo de Santiago Apóstol  -  Alcalá  - ……….                    (1966-1969)   
Rector del Seminario Menor de Alcalá  ……………                      (1969-1972)
Capellán de las Concepcionistas Franciscanas    …..                  (1972-1981)
Secretario Gral. de la Vicaría Judicial  …………….                      (1973-1981)
Juez Diocesano - Vicaría Judicial de Madrid    ………                  (1981-1988)
Vicario Regente de S. Pedro Apóstol de Alcalá    …..                 (1981-1988)
Miembro Nato del Consejo Presbiteral de Madrid   …                (1983-1986)
Presidente y Abad Magistral de Alcalá   ……………                     (1984-1989)
Canónigo de Madrid           …………………………                         (1988….….)
Vicario Judicial de Madrid    …………………………                        (1988-1996)
Miembro Nato del Consejo Presbiteral de Madrid    …                (1988-1996)
Canónigo Doctoral de la Catedral de Madrid    ………                 (1989-……..)
Colaborador Ntra.Sra.B.Consejo Colegiata S. Isidro)  .              (1990- ......)
Patrono Estable Vicaría Judicial   …………………….                     (1996- ….…)
Adscrito a Ntra.Sra.B.Consejo - Colegiata S. Isidro   ..              (1999-2000)
Prelado de Honor de Su Santidad    ……………………                  (16-X-2010)

                      P. Pedro Sanz Navío, escolapio
DATOS BIOGRAFICOS DE LOS ESCOLAPIOS DE CAMPILLO DE DUEÑAS

 P. GENARO ARAÚZ HEREDIA DE SAN JOSÉ (1842-1902) Y
 P. CASTO ARAÚZ HEREDIA DE LA V. DE LAS ESCUELAS PÍAS 1856-98).
       
  P. GENARO ARAÚZ HEREDIA DE SAN JOSÉ. Aunque haya unos años de diferencia entre la muerte de estos dos religiosos, formamos con ambos una especie de capítulo, porque como Dios los hizo nacer de los mismos padres y los favoreció con la misma vocación, diríase que, moral y espiritualmente, fueron dos espíritus gemelos. Ninguno de los dos remontó el vuelo muy alto; pero ambos cumplieron exactamente sus deberes y fueron santos religiosos. Y ¿qué más se puede pedir y exigir a un hombre que ser fiel a su vocación y santificarse en el ejercicio de la misma?
  Hijo de una familia cristiana, el niño Genaro Araúz, dotado por la naturaleza de una índole buena y piadosa, fue educado en el santo temor de Dios y adelantó tanto en el camino de la virtud que le condujeron insensiblemente a la casa de Dios. Nació en Campillo de Dueñas  el 19 de septiembre de 1842; y después de estudiar las primeras letras, y de cursar latinidad, deseoso de huir de los escollos del mundo, y ansioso de santificarse, se acogió a las Escuelas Pías, como a un puerto seguro. Recibido en ellas benignamente y autorizado por sus padres, cuando había cumplido ya 16 años, y se daba cuenta de sus actos, se dirigió a Peralta de la Sal, cuyo Rector, P. Antonio Badías de San Cipriano lo incorporó a las milicias calasancias, al imponerle la librea de las Escuelas Pías el día 11 de abril de 1858. Convertido en novicio y alejado del mundo, no tenía otra misión que cumplir que la de santificarse por la adquisición y la práctica de las más preciadas virtudes. Debía realizar una obra de metamorfosis propia del noviciado que lo hiciera grato a Dios y hermoso a sus divinos ojos y que lo presentara ante los superiores de tal manera transformado que, muerto el hombre viejo, no quedase en él más que el nuevo en la verdad, en la justicia y en la santidad, como lo describe San Pablo. El novicio Araúz había ingresado en la Orden para cumplir sus deberes con la mayor puntualidad; y empleó a conciencia su noviciado en hacerse, a los ojos de Dios y de los hombres, digno de la profesión religiosa a que aspiraba.
  Tan amplia y satisfactoriamente realizó nuestro Genaro la obra de su transformación que, cumplido el bienio de noviciado impuesto por nuestras Constituciones, sin discrepancia alguna y sin observaciones contrarias de ninguna clase, fue admitido a los votos.  Los formuló el 4 de marzo de 1860 en Peralta, en manos del mismo Padre Antonio Badías. Inmediatamente inició la carrera para habilitarse a sus funciones futuras y cumplir con los ministerios propios del Instituto; y lo hizo con tanta ponderación y prudencia que el estudiante no matara al religioso y éste axfisiara la aplicación de aquél; porque la ciencia y la virtud no son contradictorias, sino que, como procedentes del mismo foco, se hermanen y complementen mutuamente. En lo que procuró el clérigo Araúz armonizar el estudio con la piedad, y hacer de ambos las alas que le permitieron remontarse hasta las altas regiones por donde se ciernen las águilas. Todo esto significa que fue un excelente religioso, al mismo tiempo que se esforzaba en adquirir los conocimientos propios del escolapio y del sacerdote. Tranquilo y reposado, aprovechó bien los años de juniorato para empaparse del espíritu calasancio hasta la saturación, para nutrir su inteligencia con la verdad científica que le permitieran ser un religioso modelo y un maestro a la altura de las circunstancias. Hizo su Profesión Solemne el 19 de marzo de 1863.
  Cuando hubo dado cima a su formación espiritual y a su preparación científica y literaria, el junior Genaro inició sus tareas docentes y las desempeñó con paciencia, con celo constante en la instrucción y educación de los niños y, donde quiera que la obediencia lo colocara, fue siempre el religioso observante, el sacerdote celoso, el escolapio ejemplar que se había propuesto ser desde el noviciado. Sencillo, humilde, fiel a su vocación, fervoroso y caritativo, el P. Araúz no pensaba más que en santificarse por la exacta observancia de las Reglas y en santificar a los demás: a los niños en la escuela, a los fieles con su ministerio sacerdotal. Este fue el tenor de vida a que acomodó su existencia en los diferentes colegios y comunidades a que estuvo incorporado; y como en su sencillez era tenaz en sus convicciones, ni los malos ejemplos que pudiese ver en torno suyo ni el ambiente materialista del siglo en que le tocó vivir, lograron apartarlo ni un punto del camino que se había propuesto y que no era otro que el de la más rígida observancia de las santas Reglas. El P. Genaro era todo un carácter reforzado por las hondas convicciones religiosas; y, en las diferentes comunidades a que perteneció fue siempre una fuerza y constituyó un dique de contención de los avances contra la observancia. ¡Alto y envidiable honor que la historia le reconoce y la Orden le agradece; y que Dios le ha recompensado generosamente en el cielo, mientras San José de Calasanz le daba el abrazo de paz y de bienvenida.
  Ya era hombre maduro y por lo mismo de buenas condiciones para la enseñanza, cuando recibió obediencia para el Nuevo Mundo. Por el modo de ser de los niños argentinos hay que enviar personal joven, que se forme allí en armonía con aquel ambiente y de acuerdo con los métodos allí imperantes, porque el ya entrado en edad está condenado al fracaso y a un martirio continuo. Hablamos en tesis general, sin referirnos a nadie particularmente. El P. Genaro Araúz fue destinado al colegio de Zaragoza desde septiembre de 1894 hasta enero de 1897, en el que fue destinado a Sto. Tomás de Córdoba (Argentina), a donde llegó el 2 de marzo de 1897. Después de dos años de permanencia en él con algunas materias de Bachillerato y el cargo de Vicerrector, el 9 del mismo mes de 1899 salió para Chile, donde permaneció hasta la muerte. La Orden contaba entonces con tres casas en la república chilena, las tres de vida lánguida y sin grandes perspectivas para el futuro. El P. Araúz fue destinado a la de Copiapó que gozó de corta y mísera existencia con el cargo de Vicerrector in capite y luego de Rector, que desempeñaba cuando fue clausurado.
En Santiago, donde quedó de familia, tuvo la dirección espiritual de los huérfanos y de las huérfanas de ambos Colegios de la Providencia; y allí creemos que halló su verdadera vocación y la misión que tenía que desempeñar en el Nuevo Mundo. No es fácil decir lo que el P. Genaro trabajó con aquellos desheredados de la fortuna y víctimas del egoísmo y de los pecados ajenos, con el fin de consolarlos, de levantar su espíritu y de hacer de ellos hombres y mujeres, cristianos y piadosos, útiles a la Patria, a la Sociedad y a sí mismos. No creemos que los frutos fueran muy satisfactorios y abundantes, porque generalmente, los varones al menos, son refractarios al cariño, al interés, a la ilusión; pero como el premio no se medirá por los frutos, sino por el trabajo y por el celo desplegado, no dudamos de que la corona del P. Araúz habrá sido muy grande, considerando sólo esta faceta de su vida de sacerdote.
  Hay otra muy importante a la que vamos a hacer una rápida referencia. El P. Genaro fue confesor de religiosas, predicó con sencillez, que es la forma de llegar hasta la inteligencia y la voluntad, y con unción evangélica, que es la manera de arrastrar las almas hacia Dios, hacia la perfección, hacia el cumplimiento de la Ley divina; y no rehuyó dar Ejercicios a Comunidades. Tampoco podríamos decir fijamente la extensión y la profundidad de la influencia que estas actividades suyas ejercieran en religiosos y seglares; pero es evidente que algo debieron aprovecharse de unas instrucciones en las que se buscaba a Dios y se deseaba santificar a las almas; porque no toda la semilla se pierde, siempre queda alguna parte que se aprovecha y produce frutos variados: del 30, del 60, del ciento por uno. Sea de esto lo que quiera, lo que debe quedar como un estímulo y como una enseñanza es que el P. Genaro Araúz trabajó como un buen operario en la viña del Señor, evangelizando a los pobres y ayudando a caminar por las vías de la virtud a las personas que dirigía.
  Un ataque de bronconeumonía infecciosa redujo al último extremo a nuestro P. Genaro, por lo que se le administraron los Sacramentos de la Iglesia y, "con gran edificación de todos, se durmió piadosísimamente en el Señor", en Santiago de Chile el día 20 de febrero de 1902, a los 60 años de su venida al mundo y a los 44 de su ingreso en las Escuelas Pías.
  Obras: Del P. Genaro han quedado algunos escritos:
  1. Ramillete de reflexiones piadosas por un sacerdote. J. A.  Zaragoza, Tipografía de Comas Hermanos, 1896, en 8º, de 73 páginas. En la primera página, rotulada AL LECTOR se lee: "Estando para marchar a Buenos Aires, y queriendo dejarte un recuerdo provechoso, he formado este RAMILLETE que te envío". Fundados en estas palabras, en la fecha y en las iniciales J.A. nos decidimos a atribuir al P. Genaro la paternidad de este interesante folleto.
  2. Sermones, pláticas y ejercicios espirituales, manuscritos.
       
       Historia de las EE.PP. de Aragón
       Capítulo XXXV, pág. 495.
                   Autor: P. Angel Clavero Navarro, Sch.P.


               CONSUETA SUFFRAGIA
  "Consuela suffragia" (Sufragios acostumbrados) por el alma del P. Genaro Araúz Heredia de San José, sacerdote profeso en nuestra Provincia de Aragón.
  Nuestro P. Genaro nació en el lugar llamado Campillo de Dueñas de la diócesis de Sigüenza. Dotado de buenas y piadosas inclinaciones, educado por unos padres buenísimos en el santo temor de Dios para poder evitar totalmente los peligros del siglo, guiado por la luz divina, pensó que sería recibido en nuestra Religión como puerto de salvación.
  Con esa resolución, en cuanto pareció conveniente a nuestros Superiores, se dirigió a Peralta de la Sal, donde hizo tales progresos en la oración y en los estudios durante el tiempo de noviciado que fue juzgado digno de hacer la profesión. Así, pues, pronunció sus votos simples  y a continuación fue enviado por los Superiores a realizar los estudios mayores. Obtuvo un gran fruto en dichos estudios sin que aminorara en absoluto el fervor de su espíritu.
  Ya había emitido los votos solemnes y dado fin a los estudios superiores: entonces los Padres le añadieron el ejercicio de las escuelas. En varios Colegios de la Provincia dio innumerables ejemplos de admirable paciencia, de gran solicitud en la educación de los niños y de un cuidado extraordinario de la observancia regular. Enviado a América por la obediencia fue primero al colegio de Sto. Tomás de Córdoba, en la República Argentina, donde fue maestro y Vice-Rector con el aplauso de todos. De allí pasó al Colegio de Copiapó, en la República de Chile, donde desempeñó a la perfección el cargo de Vice-Rector in capite y más tarde el de Rector. Después del cierre de este colegio fue trasladado a Santiago para en lo espiritual ponerse al frente de todos los alumnos que se encontraban en aquel Orfanato. Guiado por un ardentísimo amor de Dios desempeñaba su cargo con extraordinario cuidado y diligencia. Pero una inesperada y maligna enfermedad, llamada vulgarmente bronco-neumonía galopante le hace caer gravemente enfermo, y fortificado con todos los Sacramentos de la Iglesia y encomendada su alma a Dios con las preces fervorosas de los Religiosos y con gran edificación de todos se durmió piadosamente en el Señor el día 20 del mes de febrero del año 1902, a los 60 años de edad y 44 de Religión.

           Necrología del P. Genaro  (Eph. Calasanxtianae número 14 del año 1898).   
                    Traducida del latín:   P. Pedro Sanz Navío, escolapio

P. CASTO ARAÚZ HEREDIA DE LA V. DE LAS ESCUELAS PIAS (1856-1898)         
        
  "Era nuestro Casto amantísimo a todos, humilde de corazón, diligente en sus obligaciones, fiel observante de los votos y de las Reglas, hasta de las más pequeñas, dechado de todas las virtudes, siempre grave con afabilidad, jamás inmodesto, sino principalmente preclaro en ejecutar, inconsulta y rápidamente, los mandatos de los Superiores, y ejemplo digno de ser imitado por todos". He aquí, en pocas palabras, condensada y referida la vida de este benemérito escolapio, que no haría acaso cosas brillantes en su corta existencia; pero que practicó todo ese conjunto de virtudes que le han hecho, sin duda, grande en el reino de los cielos. Si mientras vivía, se consideró al P.Casto Araúz digno de imitación, bien podemos nosotros incluirlo en esta galería de CLAROS VARONES para que tengan en él quienes no lo alcanzaron, un modelo del escolapio perfecto. Porque, o mucho nos equivocamos, o el P.Casto de la Virgen de las Escuelas Pías fue un religioso que se acercaba mucho al ideal que San José de Calasanz trazó en sus Constituciones. Un caso más de la verdad de aquella sentencia y ruego de nuestro Señor Jesucristo a su Eterno Padre de que todos le conocieran y amaran, y del "porro unum est necessarium: ut cognoscant te"(Jn.17,3), "una sola cosa es necesaria: que te conozcan a Ti". Lo que no sea esto no vale la pena buscarlo ni desearlo, porque los aplausos, los talentos, los honores, los triunfos, aquí se quedarán y podrán ser un lastre pesado para remontarse al cielo; en cambio, la vida virtuosa, la fiel observancia de los votos, el cumplimiento de las Reglas, la práctica de las virtudes, se transformarán en la corona de gloria que Dios reserva en el cielo a los que vivieron santamente.
 Campillo de Dueñas, provincia de Guadalajara y diócesis de Sigüenza, en el antiguo Señorío de Molina, fue el lugar del nacimiento (1-7-1856) de este esclarecido hijo de San José de Calasanz, que, educado por sus cristianos padres en el temor de Dios y en las buenas costumbres, ya desde la infancia brillaba por su virtud entre sus iguales. Cuando hubo estudiado las primeras letras en Campillo, sus padres enviaron a Casto a Molina, para que estudiara Latín y Humanidades con los Escolapios, que acababan de abrir un colegio, y de tal suerte se pegó a sus profesores, y de tal manera se enamoró de su modo de vivir, que decidió seguir sus huellas y militar bajo el estandarte calasancio. Obtenidos todos los permisos necesarios, se dirigió a Peralta, donde vistió la sotana de las Escuelas Pías e inició su noviciado con tal fervor, que demostró claramente cuán grande religioso había de ser, según lo manifestó en la observancia de nuestras Constituciones. "In tyrocinio jam potuit quantus futurus esse religiosus, prout in nostrarum legum observantia ostendit" (Catalogus Religiosorum Scholarum Piarum qui pie in Domino obierunt anno 1898. Madrid, 1899). Esta lacónica frase es la mayor alabanza que puede hacerse de quien fue objeto de ella; significa que, ya en el noviciado, se mostró obediente; que practicaba la pobreza con alegría y tenía el corazón despegado de las cosas perecederas; que guardaba la castidad como los ángeles y que era casto en la realidad de la vida como en el nombre que llevaba; que la humildad era el cimiento de su vida espiritual y que la caridad constituía el aglutinante divino de sus relaciones con sus connovicios. Este joven, que respondía a tal ideal, no sólo avanzaba, sino que volaba por los derroteros de la perfección religiosa; nuestro Casto Araúz fue realmente un novicio modelo, un aspirante a la vida perfecta que podía proponerse a sus hermanos como dechado, y que contenía, como la semilla el fruto, al escolapio perfecto que todos conocieron y amaron.            
  Por regla general, no hay en nuestros Necrologios otras fechas que las referentes a la muerte de nuestros religiosos: las otras, las de su nacimiento, toma de hábito y profesión hemos de calcularlas, con más o menos aproximación, a base de ella y de la edad que tenían al descender al sepulcro. El P. Casto vino al mundo el 1-7-1856 y vistió la sotana en Peralta de la Sal, el día 12 de febrero de 1872, a los 16 años. Hecho el noviciado en la forma dicha, fue hallado digno de ligarse a Dios por los santos votos y de recibir el espaldarazo de escolapio, profesando el día 22-2-1874  "magno sui ipsius gaudio".  Según ley y costumbre, a raíz de la profesión, fue al juniorato y se inició en los estudios propios de nuestros estudiantes, que han de trabajar como maestros y como sacerdotes. En Peralta primero, y en Zaragoza después, hizo nuestro junior su carrera con todo interés y aprovechamiento.  "In ecclesiasticis simul et profanis litteris et scientiis magnopere profecit assiduitate se omnibus sociis exemplum praedens, et studia cum pietate semper conjungens".  Aprovechó mucho en las letras y ciencias eclesiásticas y profanas, presentándose como ejemplo de asiduidad a sus compañeros y uniendo siempre la piedad con el estudio.  Armado con estas armas, que son las del maestro y del sacerdote, este novel escolapio podía descender a la liza a pelear las batallas contra la ignorancia científica, literaria y religiosa, seguro de recoger abundantes frutos de almas que conocieran, que amaran, que sirvieran a Dios; de jóvenes suficientemente preparados para llenar honrosamente su misión en el mundo.
  Antes de abandonar el juniorato emitió su Profesión Solemne (2-4-1877), fue iniciado en las órdenes sagradas y puesto luego en una de las escuelas inferiores externas del colegio de Zaragoza. "Durante cuatro años (1881-1885) los PP. Pablo Gastón y Casto Araúz organizaron y dieron clase en las escuelas de la calle Palomar, parroquia de la Magdalena, viajando mañana y tarde desde el colegio" (DENES I, pág. 894). La desempeñó con todo esmero y cuidado, según lo revelaron los progresos de sus discípulos, y con un marcado sello escolapio, pues lo hizo "quotidie amorem ac timorem Domini pueris commendans".  De Zaragoza el P.Casto pasó a Tolosa, donde dictó diversas matarias del Bachillerato, estuvo en el internado y fue Procurador de la Casa. Todas las cosas las hizo bien, "ideoque et propter eximias viri religiosi virtutes et propter animi firmitatem, nunquam in labore confractam gratissimam sui memoriam ibidem reliquit".  Y por eso, y por las eximias virtudes del religioso, y por su firmeza de carácter, jamás quebrantada por el trabajo, dejó allí un gratísimo recuerdo suyo. Hermosas cualidades en un educador cristiano. Esa virtud a toda prueba, esa firmeza de alma que nada quiebra, debían naturalmente traducirse en las relaciones con sus educandos, en el interés jamás desmentido de su santificación, en un empeño incansable de inculcarles sentimientos elevados; en esa constancia en los propósitos por muy combatidos que sean, que le permiten cincelar esas almas, burilar los corazones e infundir en las voluntades los hábitos de la virtud y de las buenas obras. Fue, como lo dice su elogio fúnebre, la misión que el Padre Casto realizó en Tolosa (Guipúzcoa), que le conquistó el amor de sus discípulos y de sus familias, y por lo cual se le recordaba cuando ya había desaparecido. Es lo que ocurre al educador que trabaja seriamente en la formación espiritual de sus alumnos. Éstos le agradecen los desvelos que se impone para dirigirlos por los senderos de la virtud, lo amen tierna y sinceramente; y a medida que crecen en años, lo aman y respetan más, porque conocen mejor el bien que les ha hecho y los sacrificios que para ello se ha impuesto.
¡Lo que son los juicios de los hombres! ¡Hasta los que parecen mejor fundados resultan y son inconsistentes!  Todo el mundo pensaba, viendo la robusta naturaleza y el vigor de la vida del cuerpo en el P. Araúz, que viviría muchos años; y, sin embargo, una enfermedad latente lo minaba de forma que no tardaría en manifestarse y que no se podría combatir con eficacia. Empezó a sufrir de congestión hepática, y no obstante aplicársele todos los remedios indicados por el médico, a pesar de haberle trasladado a Pamplona y luego a Zaragoza, todo resultó estéril. La dolencia era más fuerte que todo eso y es que había sonado la hora de la partida, y contra los mandatos divinos son impotentes la ciencia de los médicos y los recursos de la naturaleza y de la farmacia. El P. Casto no mejoraba, la enfermedad seguía adelante martirizando el cuerpo del paciente con intensísimos dolores que no sirvieron más que para poner de relieve el temple de alma y la paciencia invicta de este virtuoso escolapio, y para proporcionarle un nombre preclaro. "Vera infirmi pietas et admirabilis patientia magnis et acerbis doloribus probata praeclarum viri religiosi nomen illi proculdubio comparavere".  Como último recurso, el P. Casto Araúz se trasladó al pueblo natal, por si acaso el cambio de aire lo mejoraba y restituía la salud. Pero inútilmente. Se agravó y se le administró la Extrema Unción, despojándose el alma del vestido de la mortalidad y cambiándolo por el de la inmortalidad en Campillo de Dueñas el día 5 de noviembre de 1898, a los 42 años de edad y 26 de escolapio. Reza así el certificado parroquial de defunción: Rdo. P. D. Casto Araúz. Falleció el 5 de noviembre de 1898. En el lugar de Campillo de Dueñas, Diócesis de Sigüenza, provincia de Guadalajara, a siete de noviembre de mil ochocientos noventa y ocho, yo, Don Quintín Navarro, cura propio de esta Iglesia parroquial de Santa Catalina Virgen y Mártir, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver del Reverendo P. D. Casto Araúz Heredia, presbítero y religioso profeso de las Escuelas Pías en el colegio de Tolosa, provincia de Guipúzcoa, de la misma Orden. Vino a restablecer su salud a este pueblo de su naturaleza, en el que falleció a las diez de la noche del día cinco del corriente a la edad de cuarenta y dos años después de haber recibido con el mayor fervor los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático y Extremaunción. Fueron testigos del sepelio el Rvdo. P. Gregorio Moreno Herranz, presbítero y religioso profeso de la misma Orden de las Escuelas Pías en el colegio de Molina de Aragón, D. Guillermo Herranz, presbítero afiliado a esta parroquia y otros muchos Hermanos de la Cofradía de la Cruz. Y para que conste, autorizo la presente, fecha ut supra. Quintín Navarro. Rubricado.
                             Autor: P. Angel Clavero Navarro, escolapio.
                           Historia de las EE.PP. de Aragón (manuscrita).
                                     Capítulo XXXV, pág. 491.


           CONSUETA  SUFFRAGIA

  "Consueta suffragia" (Sufragios acostumbrados) por el alma del P. Casto de la Virgen de las Escuelas Pías, sacerdote profeso en nuestra Provincia de Aragón, nacido en el pueblo de Campillo de Dueñas, de la diócesis de Sigüenza.
  Educado por piadosos y honrados padres en el temor de Dios y en las buenas costumbres cristianas, destacaba ya desde su infancia entre sus iguales por las que atañen a la Religión. Fue educado en las letras humanísticas en nuestro colegio de Daroca (debe decir Molina de Aragón) y, arrastrado por nuestra forma de vida, pidió dar su nombre al Instituto Calasancio y lo consigue.
  Dejó ya patente en el noviciado lo que iba a ser el futuro religioso por lo que manifestó en la observancia de nuestras leyes. Así, pues, terminado felizmente el tiempo de prueba en Peralta de la Sal, fue admitido a la profesión de los votos simples con el consentimiento unánime de los Padres y gran alegría por su parte, emprendió con cuidado la obra literaria de Filosofía, Matemáticas, Física y demás estudios en los que son instruidos nuestros Juniores primero en Peralta y más tarde en Zaragoza. Aquí adelantó muchísimo a la vez en las ciencias y letras eclesiásticas y en las profanas, dando a todos sus compañeros ejemplo de constancia y uniendo siempre el estudio con la piedad.
  Terminada la carrera de estudios y emitida la profesión solemne, fue iniciado en las sagradas Ordenes, enseñó con gran provecho a los alumnos externos del colegio de Zaragoza las materias de primera enseñanza inculcando a diario a sus alumnos el amor y el temor de Dios. Salió con obediencia al colegio de Tolosa y fue nombrado profesor de Religión,  Latín y Geografía; estuvo al frente del internado y ocupó el cargo de Procurador de la casa. Todas estas cosas le llevaron a felices resultados y por consiguiente, sea por las eximias virtudes del religioso como por su fortaleza de ánimo nunca quebrada por el trabajo, dejó un recuerdo gratísimo.
  Casto era queridísimo por todos, humilde de espíritu, diligente en el trabajo, fiel custodio de los votos y de la regla hasta en sus mínimos detalles, dando ejemplo de todas las virtudes, serio, pero siempre afable y modesto, pero sobre todo para seguir la voz del Superior velozmente y sin preguntar, ejemplo preclaro para ser imitado por todos.
  Finalmente, aunque tanto por su privilegiada salud como por su fuerza corporal, no parecía que fuera a morir, una pésima enfermedad, llamada por los médicos congestión hepática,  comenzó a apoderarse de él. Le enviaron primeramente a Pamplona para recuperarse, después a Zaragoza, pero se le aplicaron en vano todos los remedios. La verdadera piedad y admirable paciencia del enfermo, probada con grandes y acerbos dolores, su nombre preclaro fue sin duda comparado a aquel varón religioso de la Sda. Escritura. Finalmente fue enviado a su pueblo por si pudiera curarse con el cambio de aires en su patria; pero en vano: al agravarse la enfermedad recibió el sacramento de la Extrema Unción y entregó su alma al Creador en Campillo de Dueñas el día 5 de noviembre de 1898, a los 42 años de edad y 26 de religioso.          
 (EphC., marzo-abril (1902), págs. 56-57).             Traducida del latín
                     P. Pedro Sanz Navío, escolapio   

  Historia de las Escuelas Pías de Aragón, por el P.Angel Clavero de la Asunción.
Capítulo XXXV, págs. 491-500.  Padres Casto Arauz Heredia de la Virgen de las Escuelas Pías y Genaro Arauz Heredia de S.José.
  Aunque alterando algo el orden cronológico que seguimos en estas biografías, juntamos en este capítulo a los hermanos Araúz, por la similitud de sus vidas y por lo parecido de sus virtudes.
P. GREGORIO MORENO HERRANZ (1868-1944)

 "CONSUETA SUFFRAGIA" del P. Gregorio Moreno Herranz de Santa Teresa

  Nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 28 de noviembre de 1868. Recibió el hábito calasancio en Peralta de la Sal el día 3 de marzo de 1884. Hizo a Dios sus votos religiosos por la profesión simple en Peralta de la Sal el día 8 de agosto de 1886 y por la profesión solemne en Cardeña (Burgos), el día 25 de diciembre de 1890.
  Fue considerado como excelente maestro de primaria en el colegio de Tolosa, donde fue destinado por los Superiores en el año 1891. Enseñó con el aplauso de todos Filosofía e Historia en los colegios de Tafalla, Zaragoza, Molina de Aragón, Estella, Alcañiz y Pamplona. Asumió religiosamente el cargo de director de alumnos vigilados e internos. Fue destinado por los Superiores como Rector  de Molina de Aragón, de Estella y de Alcañiz.
  Fue un religioso muy amante de la observancia religiosa, de la caridad y de la paz. Enemigo de la simulación, amó de veras la sinceridad y la verdad. En 1944 sufrió en Zaragoza una operación quirúrgica y comenzó a enfermar gravemente. Lleno de fortaleza y entregado a la voluntad de Dios, dio a todos en su enfermedad pruebas de todas las virtudes. Confortado con todos los sacramentos, expiró suavemente en Zaragoza el día 13 de marzo de 1944.
    (Eph. Calasanctianae, n. 10, pág. 29 ).        Traducidas del latín
                                     P. Pedro Sanz Navío, escolapio

PERALTA DE LA SAL.  Ha muerto el R. P. Gregorio Moreno.
  A la avanzada edad de 76 años entregó su alma a Dios el R .P. Gregorio Moreno de las Escuelas Pías de Zaragoza.
  Fiel imitador de San José de Calasanz, fue siempre exacto cumplidor de sus deberes lo mismo en sus estudios que luego en su ministerio docente y sacerdotal. Por su celo en la observancia regular y dotes de gobierno fue designado por sus Superiores en distintas épocas para el cargo de Rector, que desempeñó a satisfacción en los Colegios de Molina de Aragón, Alcañiz y Estella, dejando tras de sí altos ejemplos de laboriosidad, austeridad y espíritu de sacrificio.
  Se distinguió por su celo apostólico lo mismo en el ejercicio de la enseñanza que en el confesionario y en el púlpito.
  Últimamente lo colocó la obediencia en el Colegio de Zaragoza, donde, a pesar de su avanzada edad, aún prestaba valiosos servicios a la comunidad. En medio de su larga enfermedad, que sobrellevó con admirable resignación, todavía soñaba con reanudar esos servicios y trabajar más por su amada Escuela Pía.
  Dios habrá premiado ya los méritos de su fidelísimo siervo, que pasó por este mundo haciendo el bien y atento constantemente a la obra de su propia santificación.
  PERALTA DE LA SAL pide a sus lectores una oración por el eterno descanso de este Religioso, dechado de buenos escolapios. (PERALTA DE LA SAL, n. 29, pág. 9).

P. FELIPE NAVÍO ARAÚZ (1883-1949)

"CONSUETA SUFFRAGIA" del P. Felipe Navío Araúz de la Inmaculada Concepción

  La luz de este siglo le iluminó por primera vez el día 5 de febrero de 1883 en el pueblo llamado "Campillo de Dueñas", de la provincia de Guadalajara y de la diócesis de Sigüenza. Considerado digno, no uno más, que este pueblo fue casi siempre piadoso, por consiguiente levítico por el número de jóvenes atraídos al servicio de Dios tanto del clero regular como del secular, de tal manera que apenas se cuenta familia alguna en la cual alguno de sus miembros no sea levita.
  No es raro, pues, que nacido en esta tierra, apenas alcanzada la edad conveniente, el joven Felipe, siguiendo los ejemplos de muchos de sus paisanos y la inspiración del Espíritu Santo, voló al Postulantado del Pío Instituto en el año 1898.
  Con cuánto empeño brillara por adquirir las virtudes del perfecto religioso tanto en el Postulantado como en el Noviciado desde el primer día de su ingreso en la casa del Señor y en el transcurso de toda su vida, lo hará patente con claridad en el cumplimiento cuidadoso de nuestro doble ministerio sacerdotal y docente. Al vestir nuestro hábito en Peralta de la Sal el día 6 de noviembre de 1898 pareció vestirse a la vez el espíritu calasancio, robustecido por todos los medios, durante todo el tiempo del noviciado y se ató gustosamente a Dios con los votos simples el 21 de agosto de 1900 con gran alegría de su espíritu; y no mucho tiempo después, el día 31 de diciembre de 1903, abrazó de corazón y solemnemente los consejos evangélicos en Tarrasa.
  Procuró con gran empeño imbuirse en la Piedad y en las Letras; y teniendo a la vista la excelencia de nuestro ministerio, durante todo el currículo de sus estudios, no desperdició el mínimo de tiempo para llenar su preparación.   
  Su primer escenario en la enseñanza de la piedad y las letras con verdadero celo fue la casa de Vera, en la cual fue encargado por obediencia de enseñar asignaturas de comercio, en cuyo ministerio se ocupaba cuando fue elevado al sacerdocio en la ciudad de Pamplona el año 1907, permaneciendo en él hasta 1908. Terminada felizmente la prueba del magisterio con gran provecho de los alumnos, fue trasladado a Tolosa en 1908 para explicar Matemáticas y a Molina de Aragón en 1912; y en todas partes, hecho todo para todos, dejando un feliz recuerdo por sus buenos ejemplos, se ganó una gran estima hasta que en 1913 salió hacia Daroca para explicar Geografía por un trienio.
  Hasta aquí había difundido abundantemente los beneficios de la educación sólo en diversos Colegios de su patria, pero la gloria de Dios y la salud espiritual del prójimo solicitaban su entrega en regiones necesitadas; por lo que en el año 1916 se trasladó a la Vicaría de Chile-Argentina, donde habría de trabajar infatigablemente haciendo el bien no sólo en la escuela, sino cultivando la viña del Padre hasta la muerte. Primero, en América, vivió en nuestro colegio "Escuelas Pías" de Córdoba, donde por un sexenio enseñó Lengua Española e Historia argentina hasta el año 1923 que fue enviado al colegio de Concepción, en Chile, no sin gran sentimiento de muchos que habían experimentado de diversas maneras su bondad. En esta nueva casa volvió a enseñar asignaturas de comercio y asumió el cargo de Vice-Rector. Realizada la división de Provincias, volvió de nuevo al colegio "Escuelas Pías" de Córdoba en 1934 con gran alegría de los alumnos.
  Por trece años esta nuestra casa debía gozar de los beneficios de su celo para con los niños y extraños y tampoco es fácil decir con cuánta habilidad y diligencia desempeñó lo mismo los cargos de Procurador, Profesor de Religión y Ecónomo que el de Vice-Párroco y Director de los Tarsicios.
Heredero ciertamente del espíritu de aquellos hermanos nuestros que en todos los tiempos de la Escuela Pía no sólo trabajaron en la instrucción de los niños, sino también en la salvación de las almas.

El P. Felipe trabajó constantemente en oír confesiones, en visitar a los enfermos, en preparar a los niños para recibir santamente la Eucaristía y en el mantenimiento de óptimas relaciones con el Colegio hasta el año 1947 que fue elegido Rector del colegio de Río Cuarto.   

  Un tanto quebrantadas sus fuerzas corporales, sin embargo cada día con más ganas de trabajar, recibió obediente el pesado cargo de Rector, y poco a poco se cumplieron los años del centenario que habrían de ser rubricados con trazos rojos. Las crónicas de las solemnidades celebradas en esta casa para gloria de nuestro Santo Padre José de Calasanz hablarán elocuentemente con qué brillantez y amor trabajó el P. Rector en la preparación de tales solemnidades con la esperanza de que llegaran a ser las más solemnes de las celebradas en cada Colegio y no desmerecieran; y es testigo de la benevolencia y unión hacia el nuevo Rector la numerosa asistencia demostrada por esta ciudad a estos eventos.

  Aunque, sin embargo, pareciera que las fuerzas espirituales no disminuían con los días, la enfermedad acechaba a su cuerpo y pronto comenzó a experimentar ciertos síntomas que le habrían de llevar en breve tiempo a recibir el premio de sus trabajos. Realizada, aparentemente en breve espacio de tiempo, una doble operación quirúrgica de hernia y de úlcera de estómago, su naturaleza física apareció muy debilitada y el día 21 de noviembre de 1949, acostado en el lecho  después de comer para dormir la siesta, durmió plácidamente en el Señor.

  Difícil es tejer un compendio breve de todas las virtudes que adornaban el alma de nuestro hermano, porque todas parecían connaturales en él y nos dio constantemente los ejemplos de todas ellas en todo el espacio de su vida. Humilde, sencillo, paciente, caritativo con todos, celoso de la gloria de Dios, de nuestro Instituto y de la salvación de las almas, cumplidor de la observancia regular, fiel a sus votos: este es el epitafio que deja con su ejemplo a cuantos sobrevivimos y la corona esplendorosa que le espera en el cielo por los siglos de los siglos.


                              Eph. Calasanctianae, n. 10 (1950 ), 22,  pp. 146-148.

                              Traducción del latín                

                              P. Pedro Sanz Navío, Sch.P,
P. EUSTAQUIO ARAÚZ MARTÍNEZ (1883-1943)

"CONSUETA SUFFRAGIA" del  P. Eustaquio Araúz Martínez de San José  
                                                         
   Nuestro P. Eustaquio nació de padres cristianos y honrados en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 20 de septiembre de 1883. Vistió nuestro hábito en Peralta de la Sal el día 1 de noviembre de 1899. Se unió a Dios por los votos simples el día 18 de septiembre de 1901 y emitió la profesión solemne en Alcañiz el día 24 de mayo de 1906.
   Desde el año 1906 hasta el 1908 fue maestro diligente de escuela primaria en Tolosa. Desde este último año hasta 1936 enseñó como conviene a un buen maestro clases de enseñanzas secundarias de Geografía, Historia y Lengua Francesa en Zaragoza, Barbastro, Daroca, Molina y Alcañiz. En 1936 fue nombrado por los Superiores director de vigilados en Zaragoza.
   Fue religioso obediente, de buena disposición natural y muy amable con todos. Aquejado de un cáncer maligno en el estómago, dio a todos ejemplos de paciencia aceptando con ánimo tranquilo y sereno la voluntad de Dios.
    Murió en Zaragoza el día 2 de diciembre de 1943 confortado con todos los auxilios de la Santa Iglesia.
                                       Eph. Calasanctianae. n. 32, pp. 28-29.
                                       Traducido del latín,      
                                       Pedro Sanz Navío, escolapio

Rvdo. P. Eustaquio Araúz Martínez.- Tras larga y penosa enfermedad soportada con cristiana y religiosa resignación, entregó su espíritu al Creador el R.P. Eustaquio Araúz en el Colegio de Zaragoza. Su muerte, como correspondía a su vida, fue preciosa en la presencia del Señor, después de recibir con ejemplar piedad todos los Sacramentos.
  Su espíritu calasancio unido a un carácter bondadosísimo y jovial le granjeó siempre la estimación lo mismo de sus hermanos de religión y discípulos que de cuantas personas lo trataron, que fueron muchísimas, debido a su natural simpatía.
  Barbastro, Molina de Aragón, Daroca y Alcañiz donde ejerció su ministerio escolapio, lo recuerdan con cariño y no pueden olvidar al religioso bueno, al maestro diligentísimo y al amigo fiel.
  San José de Calasanz y la Santísima Virgen de las Escuelas Pías habrán presentado ante el trono del Señor el alma ingenua de este buen Escolapio.
  PERALTA DE LA SAL expresa su condolencia a todos sus familiares, en especial a su único hermano D. Gregorio, que le acompañó en sus últimos momentos y pedimos a nuestros lectores una oración por el eterno descanso de su alma.                                
                                      (PERALTA DE LA SAL, n. 26. pág. 7)
P. ÁNGEL SANZ Y SANZ (1898-1989)

"CONSUETA SUFFRAGIA"  por el P. Ángel Sanz Sanz de la Sda. Familia
             
  Campillo de Dueñas es un humilde pueblito, en pleno Señorío de Molina de Aragón, (Guadalajara). Tierra austera de páramos y cuna fecunda de vocaciones sacerdotales y religiosas. Aquí nació el Padre Ángel el día 31 de mayo de 1898, siendo sus padres Camilo y Modesta. El mismo día de su aparición en este valle de lágrimas fue introducido en la familia de los hijos de Dios, mediante las aguas bautismales y, siguiendo una cristiana tradición, le fue impuesto el nombre de Ángel, en consideración a la Santa del día. La ceremonia se desarrolló en la iglesia parroquial, dedicada a Santa Catalina, Virgen y Mártir. Exactamente el año de su nacimiento y bautismo recibió el sacramento de la Confirmación.
  En el ambiente profundamente cristiano de su familia aprendió, a través del testimonio vivo de sus padres, la práctica de las virtudes cristianas. Sus primeros años transcurrieron en su pueblo natal donde, como los otros niños, correteó a lo largo de la Rambla y rezó en la iglesia parroquial a la Virgen de la Antigua, cuya devoción quedó profundamente grabada en su alma.
  La proximidad de los Escolapios de Molina debió influir poderosamente en la vocación del P. Ángel quien, siguiendo el llamado de Dios, inició su aventura calasancia en el recién inaugurado Postulantado de Tafalla (Navarra), los primeros días del año 1913. Y por cierto que su formación debió ser, desde los primeros momentos, sólidamente segura, ya que estuvo garantizada nada menos que por el P. Valentín Caballero, quien redactó el reglamento y marcó el rumbo inicial del seminario escolapio.           
  El 20 de junio de 1915 vistió en Peralta de la Sal el hábito calasancio. Concluido el noviciado, emitió los votos simples en la fiesta de la Asunción de María. Para iniciar los estudios eclesiásticos pasó enseguida a Irache (Navarra), donde volvió a encontrar al P. Valentín Caballero, que sin duda dejó en su espíritu una profunda huella con su espiritualidad escolapia, su amor a la Eucaristía, su devoción a la Santísima Virgen...
  Su formación sacerdotal la concluyó en Cascajo (Zaragoza). El 24 de agosto de 1921 hizo su profesión solemne en el colegio Santo Tomás de Zaragoza. Pocos días después (el 28 del mismo mes) fue destinado al colegio de Estella (Navarra) para hacerse cargo de la Escuela Primera y de la dirección de externos y vigilados. Al año siguiente marchó a Pamplona con un cometido semejante. Aquí concluyó su período español. Porque enseguida fue destinado ala Argentina, arribando a Buenos Aires el 23 de febrero de 1923.
  Su primera preocupación (como la de casi todos los españoles que vinieron a la República) fue adquirir la nacionalidad argentina, como signo manifestativo del empeño por aclimatarse a la nación en la que pensaba pasar el resto de su vida. Enseguida se preocupó también de conseguir un título académico que lo acreditase para la docencia. En su caso fue el de Maestro, habilitado por el Ministerio de Educación con fecha 3 de septiembre de 1926.
  Durante diez años estuvo ejerciendo el apostolado escolapio en Buenos Aires (Colegio Calasanz), hasta el año 1932, en que fue destinado a Santiago de Chile, que entonces formaba parte de la Viceprovincia Argentino-Chilena. Cuando en 1933 se fundó la nueva Provincia de Vasconia, el P. Ángel, haciendo uso de la opción que se le concedía, regresó a la Argentina, residiendo durante cuatro años en las Escuelas Pías del barrio General Paz de Córdoba. El curso lectivo 1938 lo pasó en el Calasanz de Buenos Aires. Volvió a General Paz y permaneció en ese colegio casi treinta años, hasta 1968, en que fue destinado a Pontevedra (Buenos Aires). En esa población permaneció durante un solo año (desde el 17 de enero hasta justo un año después). El resto de su vida lo pasó en la Capital Federal.
  De la casi interminable lista de materias explicadas a lo largo de su vida docente, hacemos destacar la Caligrafía, en la que debió sobresalir, a juzgar por la linda letra que conservaba a sus ochenta años largos; y las Ciencias Biológicas y Naturales, en las que era especialmente entendido. Durante su larga permanencia en Escuelas Pías de General Paz actuó durante once años de Secretario de Estudios, Director de Externos y Ecónomo, y diecinueve como Director de Estudios.    El P. Ángel ha sido, sin lugar a dudas, una de las personas más queridas y veneradas por todos los religiosos de la Provincia, así mayores como jóvenes. Su temperamento risueño y alegre, conversador y evocador de anécdotas pasadas acercaba a los demás y hacía su trato simpático muy fácil. Hombre metódico y laborioso, no dejó hasta el final de sus días de cuidar con esmero animales y plantas.
Afectuoso y comunicativo, valoraba de modo especial a cada persona y a cada hermano religioso, felicitándolo y aprovechando todo cumpleaños y fiesta para dedicarle sus cuartetas alusivas, portadoras siempre de sincero amor fraterno y buenos sentimientos y deseos. Y no era sólo la poesía; era también la linda presentación caligráfica y el imprescindible decorado de las banderas argentina y española.
  A sus ochenta años bien cumplidos constituía un bello ejemplo de humildad (se diría un episodio actualizado de las Florecillas Franciscanas) verlo durante las comidas retirar los platos y llevarlos a la cocina. Sin dar al asunto la menor importancia, explicaba que le servía de distracción, ya que no le resultaba fácil participar en la conversación común a causa de su sordera.- A propuesta del P. Provincial, el Consejo Superior de Educación Católica le otorgó el Premio "Divino Maestro". Y verdaderamente mereció ese reconocimiento de su labor educadora, prolongada durante tantos años.
Hasta muy avanzada edad siguió celebrando la santa misa para los fieles, incluso los domingos, contagiándolos con sus fervientes exhortaciones. Poco a poco fueron los Superiores relevándolo de sus actividades, lo que exigió de él un notable esfuerzo de humilde aceptación.

  En sus últimos años fue un magnífico ejemplo de serena preparación para la muerte. En una tribuna de la iglesia, próxima a su habitación, había instalado su oratorio particular, que visitaba frecuentemente. En él tenía sus libros de rezo y desde él asistía a las misas de los fieles, además de celebrar privadamente en el oratorio de la Comunidad.

  Los fieles lo veneraban como al abuelito de la Comunidad y se sentían impactados sobre todo por su devoción a la Santísima Virgen. Cuando hablaba de ella no sabía terminar. En una de esas ocasiones el P. Párroco tuvo que acercársele para sugerirle una pronta conclusión. Junto a la devoción a María estaba el amor a San José de Calasanz y a San Pompilio.

  "Amante se sus familiares, cultivaba su trato, influyendo sacerdotalmente sobre ellos. Los recuerdos de su tierra natal fueron siempre tema obligado en las conversaciones comunitarias y motivo de alegre pasatiempo".

  "Por dondequiera que pasó dejó una huella de bondad y de afecto hacia todos los que lo trataron. Siempre se conservará su recuerdo de persona trabajadora, sencilla, metódica y afectuosa; recuerdo de sacerdote escolapio apostólico, entregado, comprensivo y amante de todos sus hermanos en religión" (P. José Alfaro).

  En la última etapa de su vida fue purificado por la enfermedad, que le obligó a peregrinar por varios hospitales. En este momento es deber de justicia hacer mención de la Sra. Florinda Piaggio, quien, en forma totalmente gratuita y desinteresada, cuidó con amorosa solicitud y dedicación verdaderamente filial al P. Ángel durante mucho tiempo. Especialmente con ocasión de su internación en el hospital, pasó largas horas a su lado.

  Los hospitales Durán, Tornú y San Patricio fueron testigos de sus sufrimientos, de su resignación cristiana y de la simpatía que supo inspirar a todo el personal  sanitario, que le correspondió, tratando con todo cariño al venerable anciano.

  En el día de San Patricio entregó su alma al Señor y tuvo con El (así confiamos) un maravilloso encuentro el día 19 de agosto de 1989. Descanse en paz.              

                                           (Ephemerides Calasanctianae, n. 11 (1991), pág. 571-574.

                                           P. Antonio García Ríos, escolapio.
P. JOSE LÓPEZ NAVÍO (1909-1970)

CONSUETA SUFFRAGIA (Eph.Cal, n. 4, p. 180-85).  P. Dionisio Cueva González, Sch.P.

  El P. José López Navío fue uno de esos hombres extraordinarios que Dios regala de vez en cuando a nuestras comunidades. Escribir ahora su necrología es recordar con dolor al hermano desaparecido. Pero, a la vez, es un obligado y gratísimo deber. Para mayor claridad, voy a dividir estas líneas en tres apartados, intentando presentar brevemente la figura del religioso, del intelectual y del escritor.
  1. El religioso. El P. Navío, como ordinariamente le llamábamos, había nacido en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el 17-X-1909. Al día siguiente recibió las aguas del bautismo. Hizo el Postulantado en Cascajo con el P. Luis Larramendi en 1923 y el mismo maestro le vistió el hábito escolapio en Peralta el 10-X-1924. Allí profesó el 11-X-1925. Cursó filosofía en Irache (Navarra) y Teología en Albelda de Iregua (Logroño). Se ordenó de sacerdote en Zaragoza el 19-VI-1932.
  Enseñó primeras letras en Alcañiz (1931-34) y en Jaca (1935). Desde 1936 a 1956 perteneció a la comunidad del colegio Santo Tomás de Córdoba (Argentina), donde fue director de internos y enseñó historia y ciencias naturales. Lo mismo enseñó en Soria el curso 1957-58. Los años 1958-62 estuvo en la Casa Pompiliana de escritores, siendo a la vez escritor, investigador y administrador de las publicaciones calasancias. Volvió a su Provincia de Aragón y estuvo en los colegios de Daroca (1962-64), donde fue vicerrector y profesor de ciencias, literatura y latín, y Calasancio de Zaragoza (1965-66), como cronista y profesor de literatura. Pasó el año 1967 en Roma, en la comisión permanente que preparó el Capítulo General Especial. Aunque invitado a quedarse en Roma, prefirió volver a la Casa Pompiliana para continuar sus investigaciones en los archivos de la corte de España.
  Fue por naturaleza y virtud un religioso sencillo y humilde, humano y cordial. Supo escuchar y dialogar, hacerse amigo y hacer amigos, rompiendo barreras, acercándose cordialmente. Le agradaba la vida comunitaria y no habría sabido vivir sin ella. Vestía tan pobremente que bien podía haber suscrito el verso de Machado: "Ya conocéis mi torpe aliño indumentario". Eso y el cigarro amigo, hecho a dedo, con "flor de andamio" siempre. Fue frugal en sus comidas, obligado en parte por molestias estomacales congénitas. Sus clases eran un deleite para él porque gozaba enseñando y para sus alumnos, que descubrían pronto al sabio, generoso al dar y justo al evaluar. Su mismo lenguaje, riguroso en lo científico, se volvía en la clase ocurrente y lleno de gracia, de expresiones típicas y palabras gráficas, sobre todo al caracterizar hechos y personajes históricos. Dominaba las asignaturas más allá de lo normal y todo cuanto investigaba y ampliaba sobre ellas lo regalaba con generosidad a sus alumnos. Quería entrañablemente a nuestra Orden y a España y las supo defender con amor y calor en público y privado, con exageración incluso. Sufría y gozaba con los dolores y triunfos de la Patria. Y quería para la Escuela Pía una superación constante en el plano religioso y científico. De ahí su tenaz apoyo a los jóvenes religiosos estudiantes y su anhelo de fundar una escuela escolapia de investigadores. Su vida era ordenada y laboriosa, con mucho tiempo para el estudio y poco para el descanso. Pero a pesar de su horario apretado, sacaba tiempo para dialogar, para hacer toda clase de favores y para asistir con religiosa puntualidad a la oración y a los actos comunes. Nunca se cuidó de sí mismo. Y así su salud se fue deteriorando. En septiembre de 1970 sufrió en Madrid una operación difícil. Vuelto a casa, se le vio rejuvenecer. No tuvo paciencia para esperar. Y desafiando el crudo frío del invierno, volvió a sus archivos y a su horario habitual. Pasó con gozo renovado las fiestas navideñas. Pero el 26 de diciembre, en silencio e inesperadamente, murió en el Señor. Era todavía joven. No se cumplió en su vida el viejo refrán: "Hayamos paz y viviremos asaz". Sí se cumplió, a la perfección, el oráculo de Gracián: "Saber un poco más y vivir un poco menos".
  2.- El intelectual. Tenía el P. Navío las dotes del verdadero intelectual: curiosidad científica sin límites, tesón en el trabajo, óptima memoria y generosidad para hacer partícipes a los demás de sus descubrimientos. Dadas su preparación y su envidiable memoria, resultaba un temible polemista y al mismo tiempo un conversador agradable y ameno. Sabía tanto que asombraba. Poseía conocimientos notables de biología y ciencias naturales. Dominaba el griego, el latín, el francés, el inglés e italiano, además del español. Y no sólo las lenguas, sino su filología y la cultura de que son reflejo. Pero su fuerte estaba en la historia y la literatura clásica española, terminando por ser un verdadero especialista en las obras de Cervantes, Lope y Tirso. En los últimos años de su vida penetró también y con éxito en el campo de la historia escolapia. Supo armonizar las teorías más avanzadas con el dato riguroso de la investigación: una investigación que no era en él esfuerzo ni cansancio, pues llevado de un raro instinto, llegaba siempre a las verdaderas fuentes. Puede asegurarse que manejó archivos e investigó en ellos toda su vida. Y su mayor sacrificio era tener que perder un día de archivo.
  Poseía una biblioteca particular especializada en la que los volúmenes valían por sí mismo y también por las apostillas y notas que él fue dejando manuscritas en sus páginas. Esa biblioteca, llevada a Salamanca, figura en el Colegio Mayor Padre Scío con el título "Fondo P. Navío".
  Su habitación no era precisamente un modelo de orden. Y sus instrumentos de trabajo muy elementales: un viejo portafolios, un puñado de fichas, un cuaderno y un bolígrafo. Las fichas iban engrosando día a día sus ficheros. En ellas está encerrado el tesoro escondido de sus investigaciones. Digo escondido, porque cada ficha es un enigma de datos, fuentes y abreviaturas, escrito todo en letra indescifrable. Que sigue siendo cierto el adagio latino: "Vir doctus male depingit". Transcribir esas ficha y publicarlas sería un regalo científico de primer orden para los actuales investigadores.
  3.- El escritor. Pudo escribir y publicar más de lo que escribió y publicó. Pero en este punto pudo más en él la curiosidad y afán de saber que el deseo de manifestar sus ideas. Con todo conviene advertir que tuvo verdadera vocación de escritor, y que el estilo y contenido de sus escritos son siempre armónicos y científicamente rigurosos, llenos de exactitud y de energía.
  Empezó por traducir en Córdoba, mientras iba preparando sus estudios sobre el Quijote. Desde allí, en 1948, colaboró con una buena serie de papeletas filológicas en la redacción del Diccionario histórico de la Lengua Española. Estas papeletas las recogió y alabó en Madrid don Julio Casares, secretario perpetuo de la Real Academia de la Lengua.
  Tradujo directamente del francés dos gruesos y notables volúmenes para la editorial Desclée. Se trata de traducciones limpias, fieles al texto original y al mejor gusto de nuestra lengua. He aquí los títulos: La Madre del Salvador y nuestra vida interior, del P. Garrigou-Lagrange, Buenos Aires 1947; y Parroquia, Comunidad Misionera, de Michoneau, Buenos Aires, 1951.
  Resulta imposible citar todos sus trabajos editados sobre temas clásicos y escolapios. Valgan los siguientes títulos como muestra, siguiendo un orden cronológico entre 1955-69 y advirtiendo de paso que varios de entre ellos, por su extensión y profundidad, más que artículos son verdaderos ensayos: Un texto del Quijote: salir al gallarín en "Anales Cervantinos", t. V, Madrid, 1955-56; Duelos y quebrantos los sábados, Ib.,t.VI, 1958; Génesis y desarrollo del Quijote, en "Analecta Calasanctiana", n.1, Madrid, 1959; El tipo somático de Don Quijote, idéntico al de Lope de Vega, Ib., n.2, 1959; Una comedia de Tirso que no está perdida, en "Estudios", Madrid, abril-junio, 1960; Cide Hamete Benengeli: Lope de Vega, en "Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo", n. 36, Santander, 1960; Lope de Vega estuvo en Zaragoza cuando las revueltas de Antonio Pérez, en "Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita", Zaragoza, 1960; El entremés de los Romances, sátira contra Lope de Vega, fuente de inspiración de los primeros capítulos del Quijote, en "Anal.Cal", n. 4, 1960; Velázquez tasa los cuadros de  su protector D. Juan de Fonseca, en "Archivo español de arte", n. 133, Madrid, 1961; El P. Scío, maestro de la Infanta Carlota, en "Anal.Cal.", n. extra, 1961; Sobre la frase de la Duquesa: las obras de caridad hechas floja y tibiamente y Dos notas cervantinas, en "Anales Cervantinos", n. IX, 1963; Don Juan de Mercado y Calasanz, en "Anal.Cal.", n. 20, 1968; El P. Felipe Scío. Su carisma, Ib., n. 22, 1969; Ambiente histórico y social en que vivió San José de Calasanz, Ib. n. 25-26, 1971.
Antes había preparado una bellísima y práctica edición de la obra inmortal de Cervantes para los alumnos de escuelas y colegios. Se publicó en Madrid en 1959 con el título Don Quijote de la Mancha.
Ya hice mención del tesoro de sus fichas. Dejó además una serie de biografías de escolapios aragoneses que, debidamente acomodadas, se publicaron en el DENES. Pero dejando esto a un lado, y aún otros escritos menores, su obra principal son sus comentarios (Notas al Quijote) al Quijote. Tenía sobre el tema conocimientos extraordinarios. Suya es la teoría del "doble" literario de los tres personajes centrales de la novela cervantina: don Quijote, Sancho y Dulcinea, que reflejan la vida real cotidiana de Lope, Tirso y Lucinda. Esta teoría de ironía vitalista explica la "génesis y desarrollo del Quijote" y se va abriendo camino entre numerosos cervantistas actuales. La obra del P. Navío, fruto de mucho estudio y de muchos años, quedó condensada en un grueso volumen con introducción, texto completo y comentario a todos los lugares, personas, frases difíciles y personajes interesantes de la novela. Fue esta obra la ilusión y preocupación de toda su vida. Poco antes de morir transcribió él a máquina la redacción definitiva. Pero el autor se fue a la gloria sin haberla visto publicada. En la sección escolapia del ICCE duerme olvidada, como el arpa de Bécquer. Y espera la voz profética y la mano de nieve.

  El mejor homenaje, y se lo merece el P. Navío sería sin duda transcribir sus fichas y editar sus Comentarios  (Notas al Quijote) al Ingenioso Hidalgo.                    



     RESEÑA BIOGRÁFICA DEL P. JOSÉ LÓPEZ NAVÍO, "EN  INTERNET"

 

             Ensayista. Filólogo. Historiador.  Profesor. Cervantista.

             Nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) en 1909

             y murió en Madrid en 1970.


José López Navío, el mejor intérprete de Cervantes


Tomado de María Dolores Borrell Merlin  / " Crónica Cervantina " / Revista  Hontanar, nº 41 de Julio 2006. Boletín de la Asociación Cultural de Alustante (Guadalajara).


 Nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el 17 de octubre de 1909, municipio perteneciente al Señorío de Molina de Aragón, cercano a la Yunta y El Pobo de Dueñas, Sexma del Campo. Formado en los padres Escolapios (Escuelas Pías) de Molina de Aragón, cursó estudios eclesiásticos en Huesca, Navarra y La Rioja, y fue ordenado sacerdote escolapio en 1932, en Zaragoza.

 En 1936 fue destinado a Argentina, donde pasaría 20 años de su permanencia en América, dedicándose a la enseñanza, a la lectura y a su gran pasión: la investigación. Allí comenzó a redactar y publicar sus comentarios al Quijote que finaliza en 1956, y ese mismo año regresa a España dedicándose a la docencia y publicando numerosos ensayos y artículos.

 Profesor en distintos colegios, en Madrid publicó una edición de El Quijote para lectura de los niños en las escuelas que obtuvo una muy buena acogida. Igualmente enseñó en Soria, en Daroca (Zaragoza) y en el colegio de Zaragoza fue cronista y profesor de literatura, pasando posteriormente a Roma hasta su muerte, en España, en 1970.

 López Navío se convirtió en un especialista del Siglo de Oro español; sus investigaciones se centraron prioritariamente en Cervantes.

 En la prestigiosa revista Anales Cervantinos publicó numerosos artículos sobre Cervantes, entre los que destaca: "Génesis y desarrollo de El Quijote". Igualmente colaboró en el Diccionario Histórico de la Lengua Española, aportando un gran número de palabras y estudios filológicos, recogidos por D. Julio Casares, Secretario perpetuo de la Real Academia Española de la Lengua.

 Las Notas al Quijote de López Navío constituyen un manuscrito de 1000 páginas, bellamente escritas y ordenadas. En ellas, el Padre López Navío se muestra sumamente erudito y profundo conocedor de nuestros clásicos, crítico elegante, así como intérprete correcto y exacto de las palabras, refranes y expresiones cervantinas, de personajes con sus genealogías, y de lugares geográficos.

 La obra del P. Navío es de rigurosa actualidad y tiene mucho que aportar a las investigaciones filológicas sobre El Quijote e infinitos datos históricos sobre escritores y hombres ilustres contemporáneos de Cervantes. Bastaría señalar las repetidas y variadas tablas genealógicas que salpican sus páginas.

 Astrana Marín, en su estudio crítico que precede a la edición de El Quijote con los sabios comentarios de Clemencín, Madrid, 1986, escribe: "Nos falta todavía de Cervantes, además de la edición crítica de varias de sus novelas, un lexicón o tesoro de sus voces y frases, y un estudio integral sobre su estilo. Ni siquiera existe una impresión razonable de sus Obras Completas, en que se depure y fije el texto para las referencias pertinente... Libros como los consagrados a Shakespeare, donde se estudian las menores particularidades de léxico y dicción, palabra por palabra y rima por rima, no existen entre nosotros, ni los editores parecen apetecer este linaje de investigaciones de transcendencia. Y, sin embargo, con Cervantes mejor aún que con Shakespeare, se lograrían resultados definitivos en este orden".

 El P. Navío quiso dar respuesta a estas aspiraciones y deseos del experto cervantista, treinta años antes de que el citado autor escribiera estas frases. En ese sentido, José López Navío fue un adelantado a su tiempo.

 José López Navío fue un hombre bueno y culto, con esa tenacidad característica de los hijos del Señorío de Molina de Aragón, y un sabio en el más amplio sentido de la palabra.

 En 2006 se ha editado una versión de Don Quijote de la Mancha con las "Notas al Quijote" de José López Navío.


P. JOSÉ  LÓPEZ  NAVÍO, Sch.P.

Su biografía aparecerá pronto en el Diccionario Biográfico Español, puesto que ya han comenzado a publicarse, en orden alfabético, los primeros volúmenes. A final del año  2011 quedarán impresos los 50 tomos volúmenes de esta gran obra.
P. FRANCISCO SANZ SANZ (1912-1967)

CONSUETA SUFFRAGIA.  En Eph. Calasanctianae, Año 1981, n. 1, pág. 30-34.

 El P. Francisco Sanz Sanz nació (10-X-1912) en Campillo de Dueñas (Guadalajara), diócesis de Sigüenza. Sus padres se llamaban Vicente y Dorotea. Era el menor de sus cuatro hermanos.
  Su pueblo, eminentemente clerical, semillero de sacerdotes y religiosos, también de escolapios, dista unos 20 Kms. de Molina de Aragón, donde nuestra Provincia tenía un colegio de escolapios. El Señorío de Molina ha sido siempre pródigo en vocaciones. Dios se valió del mismo para encaminar a muchos jóvenes hacia la Escuela Pía. Ahí comenzó la vocación escolapia de Francisco, que fue cultivada con esmero y generosidad por sus cristianos padres.
  Debidamente preparado y acompañado de otros muchachos del Señorío, fue admitido en nuestro Postulantado de Cascajo (Zaragoza) en septiembre de 1924. Era Maestro de Postulantes el P. Fabián Linares. Le cupo la suerte de tener como formadores a los Beatos P. Manuel Segura y P. Faustino Oteiza, mártires de la comunidad de Peralta de la Sal, beatificados en 1995. Pasa el noviciado y recibe el hábito escolapio el 13-X-1927. La experta mano del fervoroso y humilde P. Faustino, Maestro de Novicios, supo moldear el carácter y el espíritu de nuestro novicio y formar en él ese temple escolapio que le ha de llevar más tarde a una constante e infatigable entrega a los niños en una labor escolar y escolapia difícilmente igualable. Aquí se afianzó también en él la tierna y filial devoción a la Santísima Virgen que ya profesaba en sus primeros años. Frecuentemente comentaba la impronta que marcó en su vida la persona del P. Faustino, a quien nombraba siempre con veneración. Terminado el Noviciado, hizo la Profesión Simple el 14-X-1928.
  En Irache (Navarra) supera con facilidad y provecho los tres años del primer juniorato y en agosto de 1931 se traslada a Albelda de Iregua (La Rioja) para completar en otros tres años su formación sacerdotal y escolapia. Su tenacidad y exigencia, que fueron siempre normativas de su vida, han hecho de él un auténtico escolapio enamorado de los niños. Era Rector de Albelda de Iregua el P. Benjamín Navarro y tuvo como Maestro de Juniores al P. Antonio Montañana en Irache y al P. Agustín Cuadras en Albelda, donde emitió sus Votos Solemnes (12-IX-1934) ante el P.Valentín Caballero, Vicario General de España.
  Acabados los estudios, es destinado al colegio de Logroño, fundado siete años antes y recién construido. Eran años difíciles. La enseñanza libre, entonces en boga, se había infiltrado también en el colegio y la labor de nuestros padres era neutralizada por un profesorado seglar impuesto desde fuera y de ideología muy diferente. En un luctuoso atardecer de febrero de 1935 era presa de las llamas nuestra iglesia y distintas dependencias del colegio, como lo fueron varias iglesias y centros religiosos de la capital de La Rioja. Pasaba el colegio por la prueba del fuego y los religiosos hubieron de refugiarse donde pudieron. Nuestro P. Francisco era recibido por la familia Ibáñez, con la que mantendrá siempre una reciprocidad de afecto, pasando por su acción educadora los tres hijos varones de la misma.
  Contaba el colegio con buenos elementos, pero pronto destacó el P. Francisco, cuya labor formativa empezó en la escuela de párvulos, esperanza del resurgimiento del colegio. Pasará por casi todos los grados de Primaria y permanecerá muchos años de Prefecto, siendo el coordinador del Profesorado y elemento clave en el colegio bajo el mandato del P. Valentín Aísa y Rectores posteriores. Pero ha comenzado la guerra civil española y el P. Francisco es incorporado a filas en las oficinas del Vicario Castrense, como hombre de confianza y luego como capellán, al ordenarse de sacerdote. Así podrá continuar la labor educadora en el colegio.
  Había recibido la Tonsura y Ordenes Menores en Santo Domingo de la Calzada y el Subdiaconado y Diaconado en Calahorra de manos de D. Fidel García, obispo de la Diócesis. Es ordenado Sacerdote en el Seminario de Logroño el 22-XII-1936 de manos de D. Javier Lauzarica.
  Consagrado sacerdote, se reafirma más si cabe en su espíritu de trabajo y de entrega a la niñez. Nueve cursos consecutivos en la Cuarta de Vigilados (Ingreso de Bachillerato), que hizo célebre. En Bachillerato imparte Matemáticas durante muchos años. También enseña Geografía e Historia, Literatura y Religión. Fue asimismo durante bastantes años Director de Internos.   Más de veinte años consecutivos en Logroño, entregado de lleno a la vida escolapia, pasan por su acción educadora generaciones de riojanos que le recordarán con cariño y veneración toda la vida. Trabajador incansable, tenaz y con mucho espíritu de sacrificio, pedagogo nato, sus clases eran una delicia y los alumnos le distinguían con particular afecto. Daba cuanto tenía y cuanto podía. El trabajo escolar constituía para él un acto de culto.
  Observante y cumplidor de la Regla hasta el escrúpulo, se distinguió por su obediencia y espíritu de pobreza. Con su ejemplo y sobriedad de vida edificaba a sus propios familiares en tiempo de vacaciones, que tomaba como un descanso necesario a su trabajo agotador. Pasaba sus vacaciones con sus padres y hermanos y no se permitía viajes de turismo o de placer.  No es extraño que tanto trabajo le costara una grave enfermedad durante el curso 1947-48. Queda afectado su nervio óptico y pierde por completo la vista en el ojo izquierdo y muy debilitado el derecho.
Se le dispensa del rezo del Breviario, que sustituirá escrupulosamente por el rezo diario de las tres partes del Rosario.
En 1955 es nombrado Vicerrector in Cápite del colegio de Jaca y Rector en el trienio 1958-61. Exigente consigo mismo, lo era también con los demás. La conciencia de su responsabilidad le obliga a ello. Todo lo cual le origina sufrimientos que asume en solitario y que van minando su vida.
  Transcurridos los años de Jaca, sus deseos eran de no continuar más al frente de ningún colegio, pero es nombrado Rector de su querido colegio de Logroño. Le reciben con gran alegría. Las familias le manifiestan el mismo afecto de siempre, los discípulos le quieren, pero las corrientes ideológicas modernas no casan con su acendrado espíritu escolapio. Sigue trabajando como siempre, pero sufre mucho porque el colegio no va como él querría. Pasan los años y, al terminar el trienio, pide insistentemente que le aparten de cualquier cargo de superior; pero los que dirigen la Provincia piensan de otra manera y es nombrado Rector de la Casa Noviciado de Peralta de la Sal para el trienio 1964-1967.
  Este remanso de paz con una comunidad entregada casi exclusivamente a la formación de los novicios pareció el lugar más apropiado a su carácter y a su espíritu. Por su experiencia, su preparación y sobre todo su ascendiente de vida religiosa será para nuestros novicios un estímulo constante de lo que debe llegar a ser todo escolapio. Además de Rector era Ecónomo y encargado de las misas. Intentó sanear la economía de la casa, siempre deficitaria y dependiente siempre de la Provincia en lo económico, y ello le ocasionó sinsabores y preocupaciones constantes que terminaron con su quebrantada salud.
  Delicado de espíritu, no quería ser gravoso a nadie. Al no conseguir plenamente el objetivo que perseguía, el mal moral hizo presa en él y enseguida el mal físico. Se veía enfermo, pero no tanto como para multiplicar sus consultas médicas, que aumentarían los gastos. Los Padres de la comunidad tenían que llevarlo a los facultativos medio engañado. Pero al final del trienio estaba agotado y herido de muerte. Aún pasó sus últimas vacaciones animado y con ganas y esperanzas de recuperación, para comenzar el curso con nuevos bríos.
  Trasladado al colegio Calasancio de Zaragoza para descansar y seguir tratamiento médico, la comunidad se desvivió en atenciones hacia su persona y que él agradecía sobremanera. Pocos días después, una ligera indisposición le obligó a guardar cama. Era el principio del fin. Diagnóstico del médico: amago de derrame cerebral. Se le administran los últimos sacramentos en el colegio y es trasladado a la clínica del Pilar, donde muere el 1-XI-1967, festividad de Todos los Santos, a las 9,30 de la mañana.
  Al día siguiente se tuvieron los funerales en la Iglesia-Parroquia del Colegio Calasancio. Presidió su sobrino escolapio, P. Pedro Sanz. La homilía corrió a cargo del P. Benito Otazu. Muchos escolapios de los colegios de la Provincia, escolapias, ex-alumnos y representación del pueblo de Peralta acudieron para testimoniar el afecto hacia el hermano. Más de cien postulantes del colegio de Cristo Rey interpretaron la parte musical de la emotiva concelebración. Entre cantos y plegarias fue acompañado al cementerio para ser depositado en el panteón escolapio donde espera la resurrección definitiva. Descanse en paz.

                PP. Pedro Sanz y Augusto Subías, escolapios


P. FÉLIX HEREDIA LÓPEZ

El domingo, día 17 de marzo de 2013, muy de mañana, nos mandaron un correo, diciendo que había fallecido el P. Félix Heredia López de San José de Calasanz en  la Residencia Betania de los PP. Escolapios de Zaragoza, añadiendo que el funeral tendría  lugar el día 18 por la mañana en la misma Residencia. Fue presidido por el P. Mariano Grasa, Provincial de Emaús-Aragón, acompañado de unos 30 sacerdotes, casi todos escolapios, y un buen número de familiares y conocidos. Acto seguido fue el entierro en el Cementerio de Zaragoza.
El P. Félix nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 6 de enero de 1928. Sus piadosos padres se llamaban Roque y Felicia. Tuvieron seis hijos: Benigna, Heraclio, Félix, Clementino, Nemesio y Agapito. Los varones pasaron todos por nuestras casas de formación, pero sólo él siguió la vocación calasancia.
El P. Félix llegó a Barbastro el 3-10-1940, como postulante, con su hermano Clementino, que sólo permanecería un año en el postulando. Era Rector, Director del Postulando y profesor de varias asignaturas el P. Valentín Hombrados, religioso modelo, cariñoso, atento y entregado por completo a sus queridos postulantes. Un par de años después sería nombrado Vice-Provincial de Argentina. Siempre lo recordaron con agradecimiento y veneración. En 1942 pasó a Peralta de la Sal, donde hizo un tercer año de postulante y, después de vestir el hábito escolapio (10-08-1943), otro año de novicio hasta que hizo su Profesión Simple (15-8-1944). El P. Francisco Encuesta era el Maestro de novicios, exigente, muy piadoso y modelo en todo. A la vez profesor de latín y  de otras materias. Prácticamente hacia la vida con sus novicios, que lo querían, a pesar de que también era muy exigente.
A últimos de agosto o primeros de septiembre pasaría a Irache (Navarra) para estudiar dos años de filosofía y otras asignaturas de humanidades (1944-1946). En el juniorato había un buen profesorado. El Maestro de los Juniores, P. Antonio Montañana, era un religioso valenciano, que permaneció muchos años en el cargo, tanto en Irache como más tarde en Albelda de Iregua (La Rioja), a donde llegará, también como Maestro, junto con nuestro P. Félix y compañeros de curso (1946) para  completar su formación religiosa y sus estudios de Teología y Sagrada Escritura, Derecho Canónico y otras varias asignaturas (1946-1950). Gozaba de una memoria privilegiada. Sobresalió siempre en los estudios y destacó también por su afición a la música. Hizo su Profesión Solemne el 26-12-1950 en Zaragoza, a donde había sido destinado como profesor de Primera Enseñanza y el 26-08-1951 se ordenó de Presbítero en Jaca. Cantó su Primera Misa Solemne con gran alegría en su pueblo natal.
En 1953 fue destinado a Jaca. Llevó clases de 2ª Enseñanza y fue director de internos. En 1956 volvió al colegio de Escuelas Pías de Zaragoza. En sus tiempos libres estudiaba lengua francesa y pasaba una parte del verano en París o en otras ciudades francesas, asistiendo a clases en L`Alliance Française y practicando el idioma. En 1960 se examinó en Madrid y obtuvo el grado de Profesor de Francés y el mismo año, también en Madrid, el de Auxiliar de Matemáticass, impartiendo ambas materias en los cursos superiores del colegio. En 1961 fue destinado al colegio de Logroño (1961-1969), donde fue profesor de Lengua Francesa y de Matemáticas de varios grupos y cursos superiores, y ejerció además de Secretario, Procurador y Director de internos. Continuó dos años en Albelda de Iregua (1969-1971), como Presidente de la Casa, que iba a cesar pronto como Casa de Formación al trasladar el Juniorato a Salamanca. Para el curso siguiente va a tener una nueva experiencia. De 1972 a 1979 permanecera en Mar del Plata (Argentina), de donde fue nombrado superior y párroco de la parroquia de "Cristo Rey" en 1973. "Allí tuvo la suerte de trabajar con los hombres y mujeres de los Cursillos", escribía en sus notas biográficas.
Vuelve a la península e ingresa de nuevo en la Comunidad de Zaragoza por dos años, al final de los cuales, ya en 1982, es nombrado Rector y Párroco del colegio de Soria.
Aquí, en esos años, van a comenzar sus problemas y su calvario.
Yen septiembre de 1984 deja la Parroquia, renuncia al rectorado de Soria y solicita su admisión en la diócesis de Soria. Sin duda debió pasar una crisis muy fuerte y no cabe duda que temblaron sus piernas al tomar esta determinación, cuando llevaba poco más de un año en ambos cargos. El P. Provincial le concede el permiso para dejar la Orden. Entonces solicita la incardinación al Obispado de Osma-Soria y poco después es nombrado responsable de cinco parroquias en distintos pueblos cercanos a Almazán, donde va a residir en adelante. No pierde los contactos con el Colegio de Soria. En Almazán conecta y atiende con frecuencia a las MM. Calasancias y a las niñas del colegio durante siete años. Habla repetidas veces con el P. Provincial, que le anima para que siga siendo escolapio y viva como tal. El P. Félix le dice que se encuentra satisfecho y contento con su nuevo trabajo en los pueblos, en las catequesis con los niños y niñas, en los ensayos de música y cantos en sus parroquias y con el Sr. Obispo. El P. Provincial sigue comunicándose con él. El P. Félix parece estar contento con esta situación, pero tanto el P.Provincisl como el P. General se ven obligados poco más tarde a comunicarle que definitivamente debe decidirse a dejar la Orden o a incardinarse a  la diócesis de Osma-Soria.
Abandona la Orden, deja el hábito religioso, queda liberado de los votos y se incardina definitivamente a la diócesis de Osma-Soria el día 19-01-1990. Pasado un cierto tiempo, comenzaron sus dudas. En 1992 el Sr Obispo le permite salir de su diócesis sin abandonarla y se traslada a la de Valencia, donde vivirá un tiempo con su hermana y familia, trabajando en esta diócesis. El P. Provincial, P. Mariano Blas, le sugiere más tarde ir a Barbastro y seguir trabajando en esta diócesis, de acuerdo con el Sr. Obispo. Un par de años más tarde el mismo P. Provincial le pregunta si le gustaría ir algún tiempo al Camerún, donde podría además aprender inglés. No tuvo inconveniente.
Llega a la misión de Futrú el 21-12-1996. Permanece un año. Aprovecha también para estudiar inglés. Y en marzo de 1997 estará en la misión de Yaoundé (Camerún), donde pasará unos años. Practicó el francés en la zona francófona y más tarde también el inglés en la zona anglófona. En estos años parece que sufrió una "embolia cerebral", que superó de alguna manera. Hace un viaje a España. A petición del P. General regresa de nuevo a la parroquia de Youndé. Seguirá allí hasta junio de 1998. Se encuentra y vive a gusto en las misiones que le encomendaron los superiores. También dedicó bastante tiempo a la música, afición e inclinación de toda su vida pero ya está pensando en regresar a la Orden y, de acuerdo con el P. Provincial, solicita el decreto de Excardinación diocesana de Osma-Soria, que llegará el 18-12-1998.
Entretanto el P.Provincial lo envía a la Comunidad de Peralta de la Sal para iniciar el noviciado. Dedicará su tiempo a ocupaciones pastorales y sus horas libres a ordenar e informatizar la Biblioteca Calasancia y otros trabajos. El P. General le permite hacer la Profesión Simple el 19-03-1999. Está un tiempo en el colegio de Peralta de la Sal, donde ocupará el tiempo en distintas parroquias y en Cristo Rey de Zaragoza y otra temporada en el de Barbastro con trabajo parroquial. Le anuncian que podrá hacer la Profesión Solemne. Fue entonces cuando decide hacer testamento del dinero que había ganado en las distintas diócesis, dejando la mitad a su familia y la otra mitad a la Escuela Pía, de acuerdo con el P. Provincial. Y sigue trabajando en esos colegios hasta que le llegue el tiempo de hacer su Profesión Solemne. "En ese momento, escribe, se acabaron mis trabajos..., mis ilusiones...,mis pueblos... y mis parroquias..."

Corre el tiempo y el P. Provincial le dice que ha llegado el momento de hacer la Profesión Solemne. El P. Félix le contesta que quería hacerla "pobremente, con sencillez y desprendido de todo".

Hará efectivamente la Profesión Solemne el 29-06-2003, no sin antes entregar todo el dinero ahorrado desde la salida de la diócesis de Osma-
Soria a la Escuela Pía en manos del P. Provincial de Aragón.

Sin embargo va perdiendo fuerzas y es destinado al Colegio Calasancio de Zaragoza en 2004. Al sentirse enfermo, va dejando poco a poco casi todas las actividades pastorales y ministeriales. "Hace ya ocho años que voy mejorando, gracias a los médicos y a las personas que me ayudaron a romper mi tristeza. La enfermedad no me permite hablar con la gente normal. No puedo participar en los asuntos comunitarios; por lo cual prefiero callar e intento escribir y componer música y canciones con tranquilidad en mi habitación: esto me hace daño; el silencio no es bueno para nadie; me cuesta escribir o expresar mis sentimientos en la Comunidad". Así se expresaba en sus escritos de esos años (tres folletos mecanografiados: "Monte de las Bienaventuranzas","¿Quieres cantar conmigo?" y "Nuestra Señora de la Antigua-
Camino de la Iglesia").

El P. Félix tenía un carácter fuerte. Era trabajador nato y así lo demostró en cuantos colegios permaneció más o menos años. La salida de la Orden le hizo pensar mucho y tuvo la suerte de contar con Provinciales muy comprensivos, que le hicieron recuperar su primera vocación. Los últimos años de su vida, especialmente después de su retorno a la península, estaba ya muy cansado, sin posibilidad de recuperar las fuerzas.

Finalmente en enero de 2012, lo encuentran un día en su habitación con dolores, mareos, vómitos y malestar general. Es trasladado al hospital Miguel Servet. Una semana después le dan el alta y se incorpora a la enfermería Provincial para ser atendido con el mayor cuidado. De momento, parece que la recuperación se mantiene y puede permanecer en la enfermería con más o menos altibajos. Sufre varias operaciones y tolera y resiste prolongadas estancias en diversos hospitales: el Miguel Servet, el Royo Villanova, el Hospital Provincial y nuestra enfermería provincial. No acaba de recuperarse y muere en la Residencia Betania a principios de 2013. Descanse en paz.

P. Pedro Sanz Navío
VICENTE  RAMÓN MORENO HEREDIA de la Madre de Dios (Campillo de Dueñas [Guadalajara], 31-VIII-1930 - Zaragoza, 13-X-2009).
Sacerdote escolapio. Rector y Director de varios Colegios, Presidente de la FERE-ARAGÓN. Profesor especializado en Lengua Francesa.
    Gozó siempre de buena salud. Hace exactamente un año, y a petición del P. Provincial de Emaús, hoy General de la Orden, nuestro P. Vicente se desplazó a Venezuela para atender, como Vicario Parroquial  a la parroquia de San José de Calasanz de Carora durante los meses de noviembre y diciembre. Es una parroquia grande, extensa y de mucha actividad. Al regresar nos contaba que había trabajado mucho y muy a gusto en las diversas labores parroquiales. Volvió muy  contento de haber podido hacer ese servicio. Dos meses después era operado de cadera y estaba convaleciente en nuestro colegio de Escuelas Pías de Zaragoza cuando sufrió un grave y fortísimo ataque de epilepsia, que lo puso al borde de la muerte. Diagnóstico de los médicos: un tumor cerebral, que fue el que provocó el ataque de epilepsia y que pronto le llevaría a su ocaso. Fallecía, en efecto, el pasado día 13 de octubre. El funeral en la iglesia de Escuelas Pías y el entierro fueron  una gran manifestación de duelo.
  Sus padres, Jesús y Cipriana, sus hermanos (Susana, Isidoro, y Juliana) y él mismo formaban un hogar cristiano ejemplar. Vicente Ramón fue bautizado en los primeros días de septiembre, inició a los seis años recién cumplidos sus primeros estudios en las escuelas de su pueblo bajo la dirección delD. José María Malo, gran maestro y católico fervoroso, y dos años después, en 1938, recibió la Primera Comunión de manos del celosísimo párroco D. Honorio Tarancón, quien semanalmente reunía a los niños en el llamado Centro Parroquial para enseñarles la doctrina cristiana. En su infancia conoció a muchos sacerdotes y a varios escolapios, los PP. Gregorio Moreno, Eustaquio Arauz y Francisco Sanz, que pasaban las vacaciones veraniegas en el pueblo. Ahí nació su vocación religiosa y escolapia. Apenas había cumplido los 12 años cuando ingresó en el Postulantado de Barbastro (23-IX-1942) bajo la dirección del P. Valentín Hombrados, también rector de la Casa. Dos años, que marcaron la vida de un numeroso grupo de postulantes en la piedad y en el estudio del latín, el español, las matemáticas y otras varias materias, además del catecismo, caligrafía, dibujo, música, etc. El 30-V-1943 recibirá el sacramento de la Confirmación en la catedral, de manos D. Lino Rodrigo Ruesca, obispo de Huesca y Administrador Apostólico de la diócesis de Barbastro. El P. Valentín fue elegido Vicario Provincial de Argentina y fue sustituido por el P. Benito Otazu. Ambos  trataron siempre a los postulantes con el cariño de una madre.  En agosto de 1944 pasa a Peralta de la Sal para hacer el tercer año de postulantado y el año de noviciado, siendo Maestro de Novicios el P. Francisco Encuentra. Viste el hábito escolapio el día 1 de septiembre de 1945 y hace su profesión simple el 3-IX-1946. Diez días más tarde salían los neoprofesos hacia Irache (Navarra) para comenzar los estudios de Humanidades y Filosofía por dos años y uno más de primero de Teología. El total de juniores en este primer curso fue de 102; se dice que ha sido el curso más numeroso en la historia de las Escuelas Pías. Era Maestro de Juniores el P. Laureano Suárez, quien poco antes de terminar su segundo año, fue llamado a Roma para desempeñar el cargo de Secretario General de la Orden. Y fue sustituido por el P. Rafael Pérez-Azpeitia, religioso de cuerpo entero, piadoso y muy entregado. Fueron años deliciosos, que dejaron en aquellos jóvenes recuerdos imborrables y una impronta indeleble para toda su vida: cooperaron en esta labor los propios compañeros juniores, el profesorado selecto y el deseo de alcanzar una buena formación espiritual y humanista. Recordaría aquellos Ejercicios Espirituales con el P. Samuel García, que tanto impresionaron a los juniores; la visita de las Sagradas Reliquias del Corazón y la Lengua de S. José de Calasanz, ante las cuales recibieron la tonsura clerical (17-IV-1949) hasta 88 juniores, de manos de Mons. Zararías de Vizcarra, Obispo-Consiliario de la Acción Católica Española. En el verano de ese mismo año (1949) pasa al segundo juniorato, en Albelda de Iregua, para terminar los estudios teológicos. Allí esperaba, como Maestro de juniores, el bondadoso y querido P. Antonio Montañana.   
   Los días 23 y 24 de abril de 1950 recibía las Ordenes Menores de manos de D. Saturnino Rubio y Montiel, Obispo de Osma-Soria. En septiembre de ese mismo año  salían de Albelda más de 25 juniores a las Provincias de Cataluña, Castilla y Aragón para suplir la falta de profesores escolapios en los distintos colegios y para conocer y experimentar nuestra vocación de educadores. Uno de ellos, el Clº. Vicente, fue destinado al colegio de Jaca (Huesca). Al cabo de un año, como todos los demás, regresaría al Juniorato de Albelda para terminar los dos años de estudios de Teología, completando así la carrera sacerdotal. Entonces era Maestro de juniores el P. Antonio Gómez. El día 8 de diciembre de 1952 haría la Profesión Solemne. El 2-II-1953 recibió el Subdiaconado y el 10 de mayo de ese mismo año el Diaconado de manos del mismo obispo de Osma-Soria. Y terminó este último curso con unos Ejercicios Espirituales preparatorios para la ordenación sacerdotal, que también tuvo lugar en Albelda,  el día 14 de junio de 1953. El Obispo consagrante fue esta vez D. Abilio del Campo y de la Bárcena, que ocupaba la sede de Calahorra-Logroño.
    Al día siguiente partía hacia Campillo, su patria chica. Celebró su Primera Misa Solemne el día 20 de junio (en la segunda quincena de este mes de junio se celebraron aquel año en el pueblo tres Primenas Misas Solemnes de escolapios y dos de sacerdotes seculares) y disfrutar de unos días de vacaciones con su familia y sus paisanos; las primeras desde que entró en el postulantado once años antes. Hasta el día primero de julio, que se incorpora a la comunidad de Daroca para tener clases veraniegas con los niños durante mes y medio. El día 29 de agosto recibía obediencia para el colegio Calasancio de Zaragoza, donde estuvo tres años en Primaria.  
  Podíamos decir que en esta fecha comenzaba su vida escolapia de sacerdote-maestro hasta su muerte. Obtiene el Certificado de Auxiliar en Letras y parte de su tiempo libre lo dedica a los niños deportistas,  como entrenador de baloncesto, balonmano y otros deportes. Es enviado a Jaca, donde trabajará también en Primaria por dos años, al final de los cuales asiste en verano a un Curso de Francés, organizado exclusivamente para escolapios de varias Provincias, en Saint Papoul (Francia). En 1958 imparte clases de bachillerato en Alcañiz y al curso siguiente lo vemos de nuevo con Primaria en el colegio de Daroca. En verano suele ir a París, como coadjutor de alguna parroquia, casi siempre la de Saint Pierre, muy próxima a los Campos Elíseos, asistiendo por las mañanas a las clases de l'Alliance Française. Y en 1962 obtiene en la misma Institución el título de Profesor de Francés, reconocido un año después por el Ministerio de Educación y Ciencia para el bachillerato en los Centros privados (10-I-1963).
   En 1962 es enviado al colegio de Logroño como profesor de bachillerato y director de internos. Dos cursos en Logroño. Otros dos en Barbastro con las mismas ocupaciones y vuelve de nuevo a Daroca en 1967. Su estancia aquí va a durar siete años. Será profesor de bachillerato, principalmente de Lengua Francesa, director de internos y Revisor de cuentas. En 1970, de común acuerdo entre el Ayuntamiento y la Orden, se cierra definitivamente este colegio de Daroca, la ciudad de los Corporales, después de 240 años de presencia escolapia  ininterrumpida, excepto una decena de años (1835-1845) debido a  la situación política española de aquellos tiempos calamitosos.
El P. Vicente es nombrado entonces Presidente y encargado de llevar a feliz término los trámites correspondientes. Las gestiones fueron más lentas de lo que se podía esperar. Allí permanecerá hasta 1974, una vez firmado el acuerdo con el Ayuntamiento. Se quedó solo como guardián del colegio. Además de cumplir su delicada misión ocupará su tiempo ayudando al Párroco de Daroca y atendiendo a otras varias parroquias rurales de los pueblos vecinos. Será, pues, el último escolapio en salir de este colegio que, además de sostener las escuelas de Primaria y Secundaria y un internado, que proporcionó muchos beneficios a un gran número de alumnos de pueblos no muy distantes que no hubieran podido hacer ciertos estudios; fue bastantes años juniorato de la Provincia de Aragón; se celebraron no menos de 23 Academias literarias, que se conservan impresas. El Liceo Calasancio, obra social fundada en el propio colegio, le dio renombre y lo hizo famoso en el primer cuarto del  s. XX. También alcanzó un gran prestigio su célebre Observatorio astronómico y meteorológico, que aún permanece, cien años después de su creación.  
   Al terminar esta importante gestión en Daroca es destinado a Soria. Será Director de internos, dirige una rondalla y es responsable de varias actividades deportivas con los chicos. Además obtiene el título de Maestro Nacional y hace las prácticas de magisterio en el mismo colegio.
   Es enviado de nuevo a Barbastro, donde será dos años Vicerrector; sutituye como Rector al P. Luis Domeño también durante otros dos años y, terminado este período, es nombrado Rector del colegio para un trienio. Su actividad en este período de tiempo  fue intensa, continua y muy fructífera. En su tiempo se realizaron obras importantes, dotando al colegio de espacios más amplios y modernos, además de acomodarlo a las necesidades pedagógicas  de nuestro tiempo.   
   En 1985 es trasladado a Zaragoza,  como Director de colegio "Cristo Rey" y  cuatro años más tarde  ocupa el mismo cargo en el colegio Calasancio.  La FERE de ARAGÓN le nombra Secretario General de la misma y pocos años después (1992) es elegido Presidente, cargo que ocupará durante un quinquenio, realizando una gran labor y dejando un buen recuerdo. Los últimos 17 años de su vida permaneció en la comunidad de Escuelas Pías.
   Como todo escolapio, su actividad principal fue la escuela, educando a los niños en la Piedad y en las Letras. Dedica también sus tiempos libres al deporte o a la música con los niños.
   Por espacio de unos cuantos años pasaba uno o dos meses de verano como coadjutor de una parroquia de París, generalmente la de Saint Pierre, muy cerca de la Av.de los   Campos Elíseos. Eso le permitía ejercicitarse y ampliar los conocimientos de francés y de la literatura y cultura francesa.
   Desde su jubilación y aun algunos años antes, solía tomar sus vacaciones de verano durante el mes de julio en su pueblo para ocuparse de la Parroquia, con el fin de que el párroco pudiera irse  casi un mes entero de descanso. El pueblo estaba encantado por la labor que realizaba. Amigo de la naturaleza, le gustaba también salir al campo y plantar árboles. Campechano y culto, era muy ameno en las conversaciones y querido por todos. En el colegio Calasancio también dirigió con mucho celo y constancia una comunidad parroquial perteneciente al Movimiento Familiar Cristiano, durante bastantes años, hasta su muerte.
   Y en su colegio de Escuelas Pías, incluso después de su jubilación, se ocupaba de la misa semanal y formación religiosa de alguno de los grupos de la ESO. También pasó un verano en San Juan de Puerto Rico (1993), ayudando cuanto podía en nuestra Parroquia "Mater Salvatoris" y en las Capillas que dependen de la misma. No es fácil  resumir una vida tan intensa en tan pocas líneas. Pero las múltiples actividades que hemos querido resumir dan idea del cuidado que tuvo en prepararse y especializarse para la enseñanza de distintas materias y para dedicarse más de lleno a sus actividades educatinas y apostólicas. Descanse en paz  nuestro P. Vicente.
                                                                                    
P. Pedro Sanz Navío, escolapio
D. JUAN RAMÓN BOSQUED GARCÍA
      Un boticario campillano
              
  Este prestigioso farmacéutico nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 6 de mayo de 1848. Fue bautizado al día siguiente por el Lic. D. Hipólito Izquierdo, Ecónomo de esta parroquia y apadrinado por el Pbro. D. Saturnino Malo, siendo testigos los PP. Fr. Pablo García y Fr. Juan Heredia, todos ellos naturales de Campillo.
  En la "Historia de Campillo de Dueñas" de D. Julián Herranz Malo, viene cambiado el apellido por el de Bosque. Y en la "Gran Enciclopedia Aragonesa" le hace nacer dos años antes de la fecha verdadera, como aparece en su partida de Bautismo.
  Hijo de D. Ramón Bosqued Trigo, farmacéutico y médico, propietario de molinos de pólvora en Villafeliche. Sólo ejerció la farmacia y trasmitió a su hijo el interés por el medicamento. Cursó estudios de Farmacia en Madrid y obtuvo la licenciatura el día 22 de junio de 1870 y más tarde el doctorado. Ejerció la profesión de farmacéutico rural en Mainar (1880-1882), Cucalón (1882-1885) y Aguarón (1885-1892), en la provincia de Zaragoza. En Aguarón, pueblo natal de su abuelo paterno, le sorprendió la famosa epidemia colérica que azotó a España en 1885 y que llegó a Aragón en el verano de este mismo año. Realizó una brillante actuación profesional, sanitaria y humanitaria, reconocida por la Diputación Provincial de Zaragoza que le concedió dos diplomas el 17 de septiembre de este mismo año. En Aguarón, el Ayuntamiento le nombró hijo adoptivo de la localidad.
  En el año 1892 se trasladó a Zaragoza, donde adquirió la farmacia de D. Pío Cerrada, situada en el número 16 del paseo de la Independencia y que continúa siendo propiedad de sus sucesores.
  Supo aplicar sus conocimientos en favor del aprovechamiento racional de los recursos agrícolas y de la industrialización de Aragón. Participó activamente en la Exposición Vitivinícola de Cariñena de 1891, siendo premiado con el Diploma de Honor. Asimismo fue miembro fundador de la Azucarera de Aragón y de la Azucarera Ibérica, sociedades de gran importancia en el desarrollo agroindustrial y económico de Aragón de principios de siglo. También fue el fundador en 1902 de la afamada Compañía Maquinaria y Metalurgia Aragonesa, S.A.
  Cabe destacar, dentro de su polifacética labor, sus colaboraciones literarias en la revista "La Farmacia Española". También ocupó distintos puestos y vocalías en la Junta del Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza entre 1898 y 1903. Fue igualmente miembro de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, elegido el 21 de noviembre de 1897 y participando muy activamente en ella.    Contestó al discurso de recepción en la misma D. Constantino Ríos Sáinz, actuó de secretario en la Sección de Higiene y de vocal en la de Remedios Nuevos y Secretos.
  Es curioso que su obra "El Mildiu y su tratamiento" fuera impresa en la imprenta de otro célebre campillano, D. Julián Sanz, Zaragoza, 1890. También escribió "Importancia de las sustancias albuminóideas", Zaragoza, 1897.
  D. Juan Ramón fue el gestor y verdadero motor de la idea, pergeñada a mediados del siglo XIX, de constituir en Aragón una entidad formada por farmacéuticos y dedicada a resolver de la forma más profesional y eficiente la distribución de especialidades farmacéuticas y artículos necesarios en las Oficinas de Farmacia.
  Su última gran obra fue la constitución y puesta en marcha de la Sociedad Anónima Farmacéutica Aragonesa (S.A.F.A.), idea en la que aunó su extensa experiencia profesional, como boticario rural y al frente de Farmacia de Zaragoza, con sus conocimientos en la gestión y dirección de importantes empresas aragonesas. El fue miembro fundador de SAFA y su primer Presidente tras su constitución el 9 de noviembre de 1919.
Tras un gravísima enfermedad neumónica, consecuencia de un proceso catarral, atribuido al frío en las nuevas instalaciones de la recién creada sociedad, fallece en Zaragoza el día 24 de mayo de 1920.
                      P.Pedro Sanz Navío, Sch.P.

                SAGA  DE  LOS  BOSQUED:

  Abuelo: D. Joaquín Bosqued, farmacéutico, nacido en Aguarón (Zaragoza).
  Padre: D. Ramón Bosqued Trigo, farmacéutico y médico, nac. Maluenda (Zaragoza).
  Personaje: D. JUAN RAMON BOSQUED GARCIA, farmacéutico, nacido en Campillo de Dueñas. (Guadalajara).     
  Hijo:   D. Juan Ignacio Bosqued Guitarte, farmacéutico, nacido en Zaragoza.
  Nieto:  D. Ignacio Bosqued García, farmacéutico, nacido en Zaragoza.
  Biznieto: D. Pedro Julio Bosqued Lacambra, farmacéutico, nacido en Zaragoza y propietario actual.
D.  ANTONIO SANZ POLO
Profesor. Educador. Molina de Aragón, 1913 - Guadalajara, 2008.
Propietario y restaurador del castillo de ZAFRA, en el Señorío de Molina.

(No es de Campillo, pero estuvo tan unido a nuestro pueblo que bien merece y tiene méritos suficientes y aun sobrados  para hacerle aquí una reseña biográfica).   

   Antonio SANZ  POLO  (Molina de Aragón, 1913 - Guadalajara, 2008). Destacado estudioso del Señorío de Molina, con su dedicación y esfuerzo ha conseguido restaurar por completo el viejo castillo de Zafra, en el corazón del territorio molinés. Para conocer mejor la figura de Sanz Polo, podemos decir que estudió el Bachillerato en el Colegio de los Escolapios de Molina, y luego Magisterio en Toledo. Se licenció en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid. Ejerció brevemente de Maestro en el Colegio "Rufino Blanco" de Guadalajara. Fue nombrado Inspector de Enseñanza Primaria, en Soria; Inspector Central en Galicia, Asturias y León; y finalmente como Inspector General de Enseñanza Primaria. Luego fue Secretario General Técnico del Instituto Nacional de Emigración y Agregado de Educación en la Embajada de España en Alemania.
   Sanz Polo ocupó algunos puestos políticos de relieve, como concejal del Ayuntamiento de Soria, Diputado Provincial, también en Soria, presidente de la Asociación Nacional de Inspectores, miembro del Consejo Nacional de Educación Física y Deportes, y representante de España en las reuniones del Consejo de Europa, en Estrasburgo.Cuenta Sanz Polo, finalmente, con algunas condecoraciones que avalan su categoría de servicio a la enseñanza en España: Comendador de la Orden de Cisneros; Medalla de la Orden de Alfonso X "el Sabio"; Encomienda de la Orden del Mérito Civil.
Premio 2002 de "Siglo Futuro". Además, por su entrega a la provincia natal, es Mielero de Plata; y por su actuación sobre el castillo de Zafra, del que es propietario desde 1971, tiene la Medalla al Mérito de la Asociación Nacional de Amigos de los Castillos. Pero la mejor condecoración o nombramiento, de la que seguro estará orgulloso Antonio Sanz Polo, es la de ser con toda justicia denominado "señor de Zafra", porque con su esfuerzo, su pecunio, y sin ayuda pública alguna, durante 30 años ha puesto en pie la ruina abandonada del castillo señero de los Lara molineses, y ha contribuido a que su estampa recia corone el horizonte de la sierra de Zafra en el corazón del Señorío de Molina.

(Retum to Alcarrians Distinguished - Main Page).

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aache@telefonica.net - octubre 20, 2008
D. JOSE MARIA SANZ MARTINEZ
Rector de la Universidad Autónoma de Madrid.

   Reseña biográfíca: Sus padres se llamaban Valerico (fallecido el 20 de Noviembre de 2010) y Josefina (fallecida el 6 de Febrero de 1968), ambos nacidos en Campillo de Dueñas, en el Señorío de Molina de Aragón (Guadalajara), el 1 de Abril de 1918 y el 23 de Marzo de 1921 respectivamente,. José María, en cambio, nació en Madrid (24 de Marzo de1952) y allí se educó. Realizó sus estudios primarios en el Colegio Vázquez de Mella y el Bachillerato en el Instituto San Isidro.
 Casado con Ana Maravillas Corbalán Carreño (nacida en Cehegín el 15 de mayo de 1956) desde el 29 de Diciembre de 1979 y con dos hijos, Irene (nacida en Madrid el 26 de Septiembre de 1985) y Antonio (nacido en Madrid el 8 de Abril de 1992).
   Estudió Física en la Universidad Autónoma de Madrid, donde obtuvo la Licenciatura en 1975. En los cursos 1975-1977 fue Profesor ayudante en la UAM. Becado primero por el DAAD y después por la Max Planck Gesellschaft realiza estudios de doctorado en la Universidad de Stuttgart y en el Instituto Max Planck de Materiales de esa ciudad alemana entre 1978 y 1982. En 1982 alcanza el grado de Doctor en Ciencias Naturales (Dr. Rer. Nat.) por la Universidad de Stuttgart (Alemania). En Octubre de 1982 es contratado como Profesor Adjunto por la Universidad autónoma de Madrid hasta Diciembre de 1984, pasando a continuación a ser Funcionario del Cuerpo de Profesores Titulares de Universidad de esa misma Universidad hasta Diciembre de 1991 en que accede al Cuerpo de catedráticos de Universidad como Catedrático de Física Aplicada. En 1987 realizó una estancia postdoctoral en el Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Florida (Gainesville) en Estados Unidos gracias a una beca de la OTAN. Ha sido miembro de diversos Comités científicos de evaluación y organizadores de Congresos y Conferencias científicas. Ha ocupado diferentes cargos académicos y científicos: Director del Departamento de Física Aplicada en la Universidad Autónoma de Madrid; Miembro del Scientific Advisory Committee (SAC) en el European Synchrotron Radiation Facility (ESRF) de Grenoble; Jefe de la delegación española en el Council del ESRF y Editor Europeo de la revista Surface and Interface Analysis (editada por John Wiley, Londres) entre otros. En la UAM ha sido Vicerrector de Infraestructuras Científicas y Promoción Tecnológica (2002-2006) y Vicerrector de Investigación hasta abril de 2009, fecha en la que pasa a ser Rector en funciones de la UAM, como consecuencia del nombramiento como Ministro de Educación del hasta entonces Rector Ángel Gabilondo. Poco más tarde (17-VI-2009) es ya elegido democráticamente por la comunidad universitaria y por amplia mayoría Rector de la UAM. Tomó posesión del cargo el 9 de julio de 2009 en acto presidido por la presidenta de la comunidad de Madrid, Dª Esperanza Aguirre y el ministro de Educación, D. Ángel Gabilondo, como Rector saliente.
Tiene más de 150 publicaciones científicas en diferentes revistas internacionales, siendo además responsable científico de un gran número de proyectos de investigación, subvencionados por agencias europeas, nacionales y locales.
   Sus investigaciones se enmarcan en varias líneas: Ciencia de Materiales en forma de Láminas delgadas; recubrimientos para aplicaciones ópticas, magnéticas y tribológicas; síntesis de materiales asistida por haces de iones; estructura electrónica y caracterización química de materiales; espectroscopias de electrones y técnicas de análisis de superficies; nanoestructuras y materiales nanoestructurados.
   
Información sobre la Universidad autónoma de Madrid
http://www.uam.es/ss/Satellite/es/home

P.Pedro Sanz Navío, escolapio
D. LUIS LÓPEZ LÓPEZ.  Artista.

    Notas biográficas.- Luis López López, nació en Campillo de Dueñas (Guadalajara) el día 21 de febrero de 1953. Fueron sus padres, Narciso López López y María Luz López Navío, ambos de Campillo.
   Pasó la infancia en su pueblo natal, asistiendo a la escuela regentada por D. Mariano Delgado y, a los 10 años,  con D. Eugenio Heredia  solamente un curso escolar.         
   Antes de cumplir sus 12 años permaneció un curso completo (1965-66)  en el colegio de Escuelas Pías de Daroca en calidad de fámulo. No podemos olvidar que entonces estaba allí de profesor su tío, el gran cervantista escolapio P. José López Navío. Pero Luis no llegó entonces a aficionarse ni a tomar gusto a los estudios; prefería servir y atender a todos antes que estudiar. Su tío decía que ya se adivinaban entonces sus aficiones artísticas.
   En 1966, aconsejados sus padres por su tío y por su maestro D. Eugenio, Luis se trasladó a la casa de su tío Quintín, teniente coronel del ejército, en Zaragoza, con intención de estudiar decoración en la Escuela de Artes y Oficios. Completó sus estudios primarios en el colegio Gascón y Marín de la Plaza de los Sitios, y con 14 años, previo examen correspondiente, accedió a la Escuela de Artes y Oficios, donde destacó en Dibujo y en Historia del Arte (en esta Escuela se admira, colgada, una perspectiva de fin de carrera, dibujada por él). Tuvo un gran interés por completar sus estudios y se matriculó en el Colegio de Sto. Domingo de Silos, fundado y dirigido por el canónigo D. Julián Matute, en el barrio de Las Fuentes, para hacer bachillerato nocturno. Acabó siendo decorador. Esta era su verdadera vocación. Y disfrutaba de todo cuanto se relacionaba con pintura, diseño, decoración, escultura, dibujo, es decir, Bellas Artes.   
   Es curioso; al mismo tiempo que hacía "la mili," se ocupaba de otros menesteres. No sabía estar parado. Incluso trabajó de escaparatista y decorador en un estudio. Sus compañeros le solicitaban continuamento dibujos, pinturas, cuadros para regalar a sus padres o a sus novias, y él se entretenía y disfrutaba, sabiendo además que esas propinas que iba a recibir de sus compañeros le iban a venir muy bien para sus gastos y para comprar materiales.  
   Una vez terminada la "mili", siguió trabajando en diversos estudios de Zaragoza y terminó en Studio Chueca, donde ocupó el cargo de Jefe de Decoración.      
   Entretanto se enamoró de la que había de ser su mujer, Nieves Peyrona Calonge, nacida en Zaragoza el 24 de enero de 1956. Con ella contrajo matrimonio el día 17 de agosto de 1979 y fruto de esta unión son sus dos hijas, Bárbara y Nerea, que nacieron respectivamente el  29 de mayo de 1982 y el 10 de julio de 1995,  en Zaragoza.
    Pocos años antes fundó en Campillo la Asociación Ecológica de Zafra (1987) y fue miembro de la primera Junta Directiva. Soñaba también con mejorar su pueblo. Quiso hacer un museo de Usos y Costumbres y hasta Etnológico de Campillo.  Logró salvar la Sierra de Caldereros de los modernos aerogeneradores de energía eólica que intentaron levantar, pintando su precioso paiseje de molinos blancos, destruyendo seguramente la hermosura del mismo y el bonito panorama de la sierra, cubierta de monte bajo, y no tan bajo, de hoja perenne. Y era feliz trabajando.
  Su propio Estudio de Zaragoza parecerá más tarde un museo, porque supo adornarlo y decorarlo con gusto y verdadero arte. Se decía de él que "pensaba con las manos". El arte ha sido siempre uno de los principales medios de expresión del ser humano a través del cual manifiesta sus ideas y sentimientos; era la forma de relacionarse con el mundo exterior.
   En 1996 montó su propio Estudio de Decoración para dedicarse de lleno y por su cuenta a su gran afición y profesión de decorador. Fue alcanzando prestigio y recibía encargos de toda España.
Arte y técnica se confunden a veces e incluso se utilizan como sinónimos. El arte actual expresa de alguna manera la forma de realizar obras artísticas sin reglas fijas, que el artista proyecta. Y actúa según el momento de realizarlas y resultan originales por su innata capacidad de inventar, expresada en modos y formas diferentes. Si la belleza está en el ojo del observador, tenemos que decir que Luis gozaba de la visión y del sentido de la estética, que refleja en sus producciones.
   Y cuando estaba en su mejor momento artístico, murió repentinamente de un infarto de miocardio, estando en su Estudio de Zaragoza, el día 7 de junio de 2007.     
   Quedaron en su Estudio y en su cabeza inumerables proyectos que no pudo realizar, incluso cuadros y copias de diversos autores, que Nieves conserva como reliquias.
                                                                                                                       
Pedro Sanz
MARTÍNEZ HERRANZ, Jesús de los Reyes
              Fotógrafo

 Aunque nació en Madrid, está muy ligado al Señorío de Molina, concretamente a Campillo de Dueñas, de donde es natural su familia. Allí pasa su infancia y allí mantiene sus auténticas raíces. Tras sus estudios y desde los 18 años, ha compaginado su carrera como funcionario especialista en delineación con su pasión por la fotografía.
 De formación básicamente autodidacta y muy ligado a la Agrupación Fotográfica de Guadalajara, su trayectoria está orientada hacia la fotografía artística, con varias exposiciones y premios en su haber. Después de realizar varios viajes por el norte de África, se aventura en el fotoperiodismo, uniéndose en calidad de fotógrafo, a una expedición patrocinada por el diario El Mundo que recorre 15 países de América, durante tres meses y medio, publicando en este diario y en varias revistas de viajes.
 Tras un largo estudio de las cruces camineras en el Señorío de Molina, y a raíz de este viaje "interior" por su tierra de origen, ve publicado, desde la Diputación Provincial de Guadalajara, un libro titulado "Cruces camineras y pairones en el Señorío de Molina", presentando lo que es un verdadero banco de imágenes de esta zona tan atractiva de la provincia de Guadalajara.
 Su afición por la fotografía le vino desde joven, y recuerda aquella caja de madera donde guardaban las fotos en blanco y negro tomadas por su padre. Desde que empezó a hacer cursos de especialización a los 21 años, Jesús comenta que ésta es la única afición totalmente fija que ha mantenido. En este tiempo ha participado en diversas exposiciones, ha recibido varios premios fotográficos provinciales y nacionales, ha colaborado en la edición de dos libros sobre el Señorío de Molina y, en la actualidad, es miembro de los colectivos fotográficos alcarreños "Margen", "Número f" y "Agrupación Fotográfica de Guadalajara".
A finales del año 1999 y durante cuatro meses, participó como fotógrafo en la expedición "Tierra Hispana", un proyecto con el que él y otros dos compañeros recorrieron 15 países del continente americano en un todoterreno, intentando plasmar las raíces y herencia española. Las crónicas de esta aventura fueron publicadas en el diario El Mundo y en varias revistas especializadas de viajes. Es uno de los autores de la página web dedicada al Costumbrismo provincial, que se puede ver en Guadalajara Tradicional, y que ha realizado junto al malogrado Luis Solano Montesinos. 29/10/2009    

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